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El boom de los huertos urbanos

En tan solo unos pocos años los huertos han invadido las principales ciudades del mundo occidental. Desde un puñado de macetas repartidas por el balcón a un terreno o una azotea cubierta con todo tipo de hortalizas. Cada vez son más los ciudadanos que quieren cosechar sus propios alimentos. Madrid, Nueva York, Londres, Berlín rebosan tomateras, pepinos, calabacines y berenjenas.

NY Huerto hurbano

El boom de los huertos urbanos nace de las ganas de controlar lo que comemos.

Los hortelanos urbanitas quieren entender de dónde vienen sus verduras y frutas, decidir si llevan o no pesticidas y qué tipo de fertilizante las harán crecer. “Tenemos ganas de saber de dónde vienen los alimentos. Muchos nos hemos criado en la ciudad y no sabemos ni cómo es una mata de guisantes o una tomatera”, me cuenta Toni Jardón uno de los hortelanos más populares de la red con su blog y canal de youtube La Huertina de Toni. La reconexión con la naturaleza también suma. “Para muchos cuidar del huerto es como irse un día a la montaña”, añade.

La satisfacción por conocer el origen de los alimentos y la autogestión enamoran. “Cuando metes la primera planta en el balcón te invade la pasión por cultivar. Engancha y muchos terminan buscando un terreno para poder seguir cultivando”, asegura. Vídeos sobre cómo germinar una piña sin semilla, cómo hacer una regadera casera, hacer té de plátano o cómo aportar calcio a las plantas con cáscaras de huevo son algunos de sus vídeos que triunfan. Tiene más de 200.000 suscriptores. Está claro que interesa.

Los huertos comunitarios en parcelas están ya a la orden del día. En ciudades como Madrid o Nueva York, las asociaciones vecinales han impulsado su creación y los ayuntamientos sortean lugares abandonados, deteriorados o infrautilizados para que los transformen en lugares fértiles.

Hasta esta reciente eclosión de huertos urbanos en el mundo occidental, estos tenían otras funciones menos amables. En las ciudades del siglo XIX, se llamaban “huertos para pobres”. Patrones, gobiernos e iglesia cedían terrenos para aliviar la tensión social existente por el hacinamiento y la pobreza de los barrios industriales. Gracias a estos huertos la población proletaria podía completar sus ingresos y asegurarse algunos alimentos.

En Estados Unidos nacieron los Jardines Urbanos (Urban Gardens) tras la depresión económica de 1880. Surgieron para proporcionar recursos a los parados. También durante la Gran Depresión del 29, se establecen huertos urbanos denominados Jardines del Socorro (Relief Gardens).

Ya en el siglo XX la historia de los huertos urbanos está ligada a las grandes guerras. Como las importaciones de alimentos no podían asegurarse, los gobiernos fomentaron el cultivo de frutas y verduras y la cría de cerdos, conejos o aves de corral. Durante la I Guerra Mundial, Reino Unido lanzó la campaña (Ara por la victoria) Dig for Victory.

En Estados Unidos crearon los Jardines de la Libertad. Nació la Comisión Nacional de Jardines de Guerra, que animaba a los ciudadanos a cultivar en su jardín trasero hortalizas para abastecerse. Fueron un gran éxito. En la II Guerra Mundial repitieron, con la creación de los Jardines de la Victoria.

Los huertos en la urbe son el pasado, el presente y el futuro. Aprovechan espacios abandonados y embellecen las ciudades. Son el símbolo de lucha y superación. De la solidaridad y trabajo en equipo. Así, nunca un pimiento importó tanto.

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