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Lara Lázaro Touza

Investigadora senior asociada del Real Instituto Elcano

Lara es profesora de Teoría Económica en el Colegio Universitario Cardenal Cisneros, Doctora por la London School of Economics and Political Science y Master in Environmental Assessment and Evaluation por la LSE. Licenciada en Ciencias Económicas por la Universidad Autónoma de Madrid, ha sido investigadora en el Programa de Energía y Cambio Climático de Real Instituto Elcano (2009-2011) y ha participado en el programa International Visitor Leadership Program (IVLP) de Energía y Cambio Climático del Departamento de Estado de EEUU

¿Somos conscientes de la realidad del cambio climático?

Luchar contra el cambio climático es, según el Barómetro del Real Instituto Elcano, la segunda prioridad en política exterior para nuestro país. ¿Estamos más concienciados que antes? ¿Cómo ha cambiado este indicador respecto a oleadas anteriores? En España, consideramos al calentamiento global como una de las principales amenazas. Por ello, en los días previos a que se celebre el día mundial del medioambiente, hablamos con toda una eminencia: Lara Lázaro.


1.- ¿Qué evolución presenta resultado de la oleada de este año?

En efecto, en la 37ª oleada del BRIE, el cambio climático es la segunda prioridad en política exterior para los españoles y la séptima amenaza. Según un artículo publicado el año pasado por investigadores de la universidad de Yale en EE.UU, en Norteamérica, Europa y Japón, más del 90% de la población es consciente de la existencia del cambio climático. Los datos del estudio pertenecen a una encuesta ya antigua, pero indican que en países desarrollados la concienciación sobre este fenómeno es significativa desde hace tiempo. A nivel global, la educación de los encuestados es la variable que mejor predice la concienciación.

En otra encuesta más reciente, publicada en abril de 2016 por PewResearch, ciudadanos de 40 países indican que la mayoría de las personas piensan que el cambio climático es un problema “muy serio”. Es más, casi el 80% de los encuestados está a favor de que sus gobiernos luchen contra el cambio climático.

Cambio preocupaciones

Para ver la evolución de la preocupación, no puede compararse la 37ª oleada del BRIE con anteriores ediciones, ya que la pregunta se ha formulado de manera diferente. No obstante, si observamos la información de la 36ª, oleada vemos como hay un aumento de un 1% de personas que consideran que el cambio climático es una amenaza “bastante importante” o “muy importante” para España, pasando del 84% al 85% entre abril del 2014 y mayo de 2015.  De todas formas, en encuestas anteriores, el cambio climático aparece en los primeros puestos como amenaza para el país.

cambio climatico preservar bosques

 

 

2.- ¿Es igual la preocupación dependiendo del género, edad, ideología u otras variantes?

No, tradicionalmente las personas jóvenes, con estudios universitarios y que se identifican con ideologías de izquierda están más concienciados con el problema del cambio climático.

 

3.- ¿Considera que la COP 21 ha contribuido a aumentar el interés y la concienciación entre los ciudadanos?

Aunque la respuesta a esta pregunta se verá en encuestas futuras, mi sensación es que el cambio climático está más firmemente instalado en el imaginario común. Los gobiernos se están comprometiendo a un modelo de desarrollo sostenible y las empresas empiezan a usar un precio ‘sombra’ del carbono para guiar sus decisiones de inversión. Los ciudadanos están cada vez más concienciados.

Índice de Preocupación

El interés y la concienciación no son fruto de una sola cumbre climática, aunque estos eventos ayudan a visibilizar el problema del cambio climático y los esfuerzos comunes por limitar sus efectos. La publicación del Quinto Informe del IPCC, la labor de información de los medios de comunicación, de Think Tanks, instituciones públicas y privadas o universidades, así como la experiencia de eventos climáticos extremos cada vez más frecuentes, han ayudado también a esta concienciación.

 

4.- ¿Qué opina sobre el Acuerdo de París?

George Monbiot decía nada más finalizar la COP21 que para lo que podía haber sido el Acuerdo de París era un milagro y para lo que debía haber sido era un desastre. Quizá la verdad esté entre el milagro y el desastre…

En mi opinión, los aspectos más positivos son:

  • El Acuerdo de París envía una señal inequívoca al mundo de que hay una transición en marcha hacia un mundo descarbonizado. Anclar estas expectativas en las decisiones empresariales, de inversión, en las políticas públicas y en el comportamiento de los individuos, es esencial para la transformación de los sistemas de producción y consumo que debemos llevar a cabo en las próximas décadas.
  • La práctica totalidad de los países han presentado sus contribuciones voluntarias para mitigar y adaptarse al cambio climático. Además, 175 países firmaron el Acuerdo de París el 22 de abril de 2016. Aunque la entrada en vigor no se producirá hasta pasados 30 días de la ratificación de 55 Partes que supongan al menos el 55% de las emisiones globales, la firma indica una clara voluntad política.
  • Se reafirma el objetivo de limitar el aumento medio de las temperaturas a menos de 2ºC en relación con la era pre-industrial y se aspira a limitar el aumento medio de las temperaturas a 1.5ºC.
  • El acuerdo es dinámico. Es decir, cada cinco años nos examinaremos a nivel global, veremos si estamos cumpliendo con nuestros objetivos de descarbonización y aumentaremos el grado de ambición.
  • Todos los países se someterán a un sistema de transparencia.
  • Se reafirma el compromiso de financiación para luchar contra el cambio climático (100.000 millones de dólares anuales anunciados en Copenhague) y el compromiso de revisar al alza esta cifra en 2025.
  • Se refuerza la capacitación y a las instituciones para la transferencia de tecnología.

 

Sin embargo, el Acuerdo de París deja fuera un precio global del CO2, esencial para internalizar las externalidades, no permite pedir responsabilidades por las emisiones históricas, no incluye limitaciones de emisiones de la aviación y el transporte marítimo, y no especifica las acciones en el ámbito energético (responsable de las 2/3 partes de las emisiones globales) o de las ciudades.

La tarea pendiente es inmensa. Esperemos que en la COP22 y en siguientes reuniones, la arquitectura de París se desarrolle siguiendo el ‘Espíritu de París’ para limitar en la medida de lo posible una interferencia más peligrosa con el clima. La consigna para el futuro es ‘implementación y ambición’.

 

 

 

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