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2015, un año clave para el cambio climático

Si tenías la sensación de que el año pasado le habías sacado más partido a la ropa de verano, estabas en lo cierto: dos estudios independientes de la NASA y de la National Oceanic and Atmospheric Administration (NOAA) han demostrado que el año 2014 fue el más caluroso de la Tierra en los últimos 135 años.


Desde 1880, año en el que empiezan los registros térmicos, la temperatura media de la superficie terrestre se ha incrementado en 0,8 grados celsius. Los 10 años más calurosos, exceptuando 1998, han tenido lugar durante el siglo XXI. Y esta tendencia no parece que vaya a cambiar, a pesar de que aun haya movimientos que se empeñen en negarlo. Por su parte, los analistas científicos coinciden en que la principal causa del calentamiento global es el aumento de las emisiones a la atmósfera de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero.

10 años de Kioto

El protocolo de Kioto surge precisamente como instrumento internacional para combatir el cambio climático y promover el desarrollo sostenible. Su objetivo principal es reducir en un 5,2%, entre los años 2008 y 2012 y con respecto a los niveles de 1990, las emisiones atmosféricas de los gases que provocan el efecto invernadero, causante principal del calentamiento global.

El protocolo fue adoptado el 11 de diciembre de 1997 en la ciudad japonesa de Kioto, estableciendo que el compromiso de reducción de gases sería de obligatorio cumplimiento una vez fuese ratificado por los países responsables del 55% de las emisiones de dióxido de carbono. El acuerdo entró en vigor el 16 de febrero de 2006, después del sí de Rusia en noviembre del 2004. En la actualidad, son 191 los estados que han ratificado Kioto.

Cambio climático

Uno de los principales problemas de este acuerdo es su falta de vinculación jurídica a nivel global. Esto implica que países como Estados Unidos o China, responsables del 45% de emisiones de gases de efecto invernadero, hayan adoptado compromisos de reducción sin aceptar determinadas partes del acuerdo.

El camino hacia París 2015

En diciembre de este año se celebrará en París la Conferencia del Cambio Climático de las Naciones Unidas (COP21). El aspecto más relevante que se tratará en esta cumbre será la aprobación del Kioto II, el documento que sustituirá al actual antes de su caducidad en 2020.

Es el momento de la diplomacia y de las mesas de negociación. Después de la Cumbre de Lima de diciembre 2014 en la que se elaboró el borrador del nuevo acuerdo climático universal, las negociaciones se reanudaron en Ginebra, donde se avanzó hacia un documento de trabajo formal. La siguiente escala será Bonn, segunda gran reunión oficial de negociadores que tendrá lugar en la ciudad alemana la primera quincena de junio.

La directora de la Oficina Española de Cambio Climático, Susana Magro, se muestra confiada en que París será el punto de encuentro en el que se alcanzará, por primera vez, un gran acuerdo mundial contra el cambio climático.

La apuesta europea de cara a COP21 es fuerte. La Comisión Europea propone reducir en un 40% las emisiones de dióxido de carbono para 2030 y en un 60% en 2050, con respecto a los niveles de 1990, así como incidir en la eficiencia energética y el consumo de renovables. El ejecutivo europeo aguarda que el futuro Protocolo de París (o Kioto II) sea un acuerdo legalmente vinculante, en un mensaje directo hacia las dos grandes potencias económicas Estados Unidos y China.

Gestión de residuos y calentamiento global

La forma en la que tratamos nuestros residuos tiene un fuerte impacto en el calentamiento global. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (UNEP PNUMA) concluye que el vertido, seguido por la incineración, son las actividades que provocan el mayor impacto sobre el clima dentro del sector.

Otro estudio, esta vez de la consultora alemana Prognos, indica que una política europea que limitase el vertido y fomentase el reciclaje podría reducir las emisiones de CO2 entre 145 y 235 millones de toneladas en el 2020, lo equivalente a retirar 40 millones de coches de las carreteras europeas durante un año. ¿Más gráfico aún?: todos los coches de España aparcados durante dos años.

El caso del reciclaje del vidrio es significativo, la regla del 3×1: 3 botellas de vidrio recicladas ahorran 1 kg de materia prima, reducen en 1 kg la basura que va a vertedero y evitan la emisión de 1 kg de gases a la atmósfera.

En 2013, 700.000 toneladas de vidrio reciclado se introdujeron de nuevo en la cadena productiva en España, evitando la emisión de aproximadamente medio millón de toneladas de CO2, o lo que es lo mismo, plantar medio millón de árboles y preservarlos durante 100 años.

Así que no hay excusas: nosotros como consumidores podemos aportar nuestro grano de arena para reducir el calentamiento global. Y además de una forma muy sencilla, separando nuestros residuos de envases de vidrio para que sean reciclados correctamente.

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