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Lenguaje Eco

Lenguaje Eco. Desde la raíz a los eco-conceptos.

Lo mires por donde lo mires todo se remonta a los griegos. Filosofía, aritmética, geometría, matemáticas y el origen de gran parte de las palabras que utilizamos en el día. El término eco, que está más de moda que nunca, es un claro ejemplo. 

Cuenta la leyenda que Eco era una ninfa de la montaña que sufrió un peculiar castigo divino: se quedaría sin voz y solo podría repetir la última palabra que escuchaba a los demás. De ahí viene el fenómeno del eco que consiste en la repetición de un sonido producida cuando sus ondas acústicas rebotan en un obstáculo. 

Pero también tenemos el sufijo “eco”, que tiene su origen en el griego “oikos” y que significa casa, hogar o morada. En este artículo hablaremos de eco-conceptos y usos comunes de este sufijo que vuelve sostenible a cualquier palabra, al menos sobre el papel. 

Foto de Firosnv. Photography en Unsplash

Ecología: el estudio del ámbito vital.

Probablemente, la primera palabra que nos viene a la mente es ecología, término que proviene del griego «oikos» (hogar) y «logos» (estudio o conocimiento). Este término fue acuñado por el naturalista alemán Ernst Haeckel en 1866, que aplicó el término “oekologie” a la «relación del animal tanto con su entorno orgánico como inorgánico». Bajo la denominación de ecología se agrupan una serie de actividades relacionadas con las interacciones entre los seres vivos y el entorno en el que se desarrollan, y cómo estas relaciones influyen en los distintos ecosistemas del planeta. 

En los años 70 se empiezan a popularizar los movimientos ambientalistas y ecologistas, por lo que surgen nuevos conceptos que cuestionan el modelo de explotación de los recursos naturales. De ahí surge, por ejemplo, el término ecocidio que se refiere al acto de destruir o perjudicar gravemente el entorno natural, con consecuencias irreparables para la biodiversidad y el clima. Este concepto se acuñó en 1970 para denominar los terribles efectos del agente naranja, un herbicida utilizado por las fuerzas de Estados Unidos durante la guerra de Vietnam.  

El término ecotopía es un neologismo formado por la unión de las palabras griegas «oikos», hogar, y «topos» que significa lugar, popularizado por la novela del mismo nombre del escritor estadounidense Ernest Callenbach. Ecotopía se refiere a un estado ideal en el que la naturaleza y la sociedad humana están en equilibrio y armonía

Foto de Gábor Molnár en Unsplash

Otro término que tiene sus orígenes en los años 70 es el de ecodiseño, que surge como respuesta a la creciente preocupación por los impactos ambientales negativos de la producción y el consumo. Ecodiseño son todos aquellos procesos y sistemas diseñados para  promover la sostenibilidad a lo largo de todo el ciclo de vida de un producto y reducir su impacto ambiental: residuos, emisiones, consumos energéticos, materiales y recursos. Hoy en día es un término popular que se aplica en todos los sectores: desde la tecnología, pasando por el sector de la construcción o el textil.

Y también ecocentrismo, un término que promueve una visión global (holística) en la que se reconoce la interdependencia entre todas las formas de vida y la importancia de la preservación de los ecosistemas, en contraposición al antropocentrismo, donde el ser humano es el centro de todas las cosas. Uno de los primeros ejemplos de este concepto es la preservación del Parque Nacional de Yellowstone (EEUU), el primer Parque Nacional del Mundo creado bajo la óptica de que la naturaleza es valiosa en sí misma y por este motivo debe ser protegida.

¿Cómo saber si algo es “eco”?

Un informe reciente revela que el 93,5% de la población española considera que el cambio climático es una problemática real. Sin embargo, sólo el 27% de los encuestados estaría dispuesto a pagar más por productos ecológicos. Vivimos un momento donde ser eco” vende, lo que dificulta distinguir entre lo respetuoso con el medioambiente de  lo que dice serlomero (y burdo) blanqueo verde o greenwashing.

La batalla empieza en el lineal del supermercado. A continuación te damos unos trucos para diferenciar lo eco de lo que no lo es: 

  • Origen del producto: unas lentejas no son “eco” si han viajado desde el otro lado del planeta para llegar a tu despensa. El transporte y la huella de carbono tienen un papel muy relevante que no se refleja en el etiquetado. Siempre que sea posible elige productos de proximidad y de temporada.
  • Etiquetas y certificaciones que garanticen su sostenibilidad: etiqueta ecológica de la UE, agricultura ecológica, ECOCERT o el sello FSC para la gestión forestal sostenible.
  • Durabilidad: evita productos de usar y tirar y sustitúyelos por otros más duraderos, lo que permite incluso que ahorres dinero a medio plazo. 
  • Mano de obra y condiciones laborales: eco también implica la protección de los derechos laborales, seguridad y la salud de las personas trabajadoras. 

La (buena) información es nuestro aliado más poderoso. No dejes de leer y consumir contenidos de calidad sobre ecología procedentes de fuentes contrastadas. Solo se quiere lo que se conoce, estar bien informados es una herramienta vital para mantener limpia nuestra oikos común. 

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