Desde hace unos años, por el mes de noviembre, se celebra la Semana Europea de Prevención de Residuos. Unos días en los que busca la implicación de todos los ciudadanos europeos para llevar a cabo acciones relacionadas con los residuos, especialmente su prevención y reutilización.
Así, del 19 al 27 de noviembre tendrá lugar la Semana Europea de la Reducción de Residuos (EWWR) bajo el lema ‘Textiles circulares y temáticos. Generar residuos es anticuado’, como forma para poner en relieve el gran impacto que tiene la ropa sobre el medio ambiente. Haciendo balance del impacto de la Semana Europea de años anteriores, durante la edición de 2021, se llevaron a cabo 12.489 acciones en Europa distribuidas en 30 países.
La temática de 2022:‘Textiles circulares y temáticos. Generar residuos es anticuado’
¿Qué le parece que la Semana Europea de Prevención de Residuos se centre este año en el sector textil?
“Me parece necesario. Esa es la palabra que utilizaría”, explica Gema Gómez, fundadora y directora ejecutiva de Slow Fashion Next.
“El fast fashion ha aumentado un 300 % a nivel de venta. Tenemos empresas que a día de hoy están más optimizadas que nunca: a nivel empresarial me parece fantástico, pero a nivel social y ambiental me parece que ni se está buscando ni pretendiendo un equilibrio, y eso que tenemos la Agenda 2030 aquí. Este no es el camino que deben llevar las empresas”, explica Gómez.
Unas prendas de vestir que son, cada vez, de menos calidad y con una cara B muy poco sostenible. Y es que, desde su fabricación hasta su destrucción junto con su consumo desmedido fruto del fast fashion, la industria de la moda es la gran consumidora de agua. “El sistema actual de fast fashion tiene que cambiar imperativamente. Creo que está muy bien puesto el foco en los residuos textiles más conociendo el caso del mercado de Acra en Ghana, por los vertederos de ropa que tienen alrededor de la ciudad mucha de ella procedente de las colecciones de segunda mano de Reino Unido y Europeas. O el desierto de Atacama en Chile”, añade.
Y un ejemplo del impacto ambiental que tiene la ropa lo tenemos muy a mano, con la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria (AERESS), que dispone de una calculadora que permite determinar el ahorro que supone la reutilización de los elementos más cotidianos de los que disponemos en casa: desde ropa, muebles pasando por electrodomésticos y objetos varios como juguetes o libros. Por ejemplo, en el caso de reutilizar unos pantalones vaqueros, estaríamos ahorrando la emisión a la atmósfera de 20 kilos de CO2 y un ahorro más que significativo de agua: 8.000 litros. Por ello, si quieres traducir lo que reutilizas en kilos de CO2 y agua ahorrados, puedes acceder a la calculadora.
Pero más allá de la reutilización, ¿qué acciones podemos emprender para reducir el impacto de la ropa sobre el medio ambiente?
“Tenemos que seguir la jerarquía europea de residuos textiles, empezando rechazar la generación de residuos apostando por productos intemporales para llevarlos mucho tiempo, que sean de buena calidad, que alarguemos la vida de las prendas… Que si hay algo que no vamos a llevar lo podemos intercambiar o vender entre familiares y amigos. Hay que hacerse siempre la misma pregunta antes de comprar: ¿realmente lo necesito?”, se pregunta Gema Gómez.
¿Poco inspirado o inspirada en llevar a cabo alguna actividad durante la Semana Europea de Prevención de Residuos?
Para ello puedes echar un vistazo a la web que informa sobre las diferentes ideas que se han desarrollado años anteriores. Son muy ilustrativos los videos que acompañan la web que tratan del desperdicio alimentario, de la reutilización y la preparación para la reutilización, la separación de residuos o la reducción del consumo energético. Además, puedes consultar en esta dirección bastantes casos de estudio de las diferentes iniciativas ejecutadas hasta la fecha.
“Hay que comprar solamente lo que necesitamos, así como mejorar nuestros hábitos de compra: comprar siempre en tiendas locales. Si se tiene que comprar online hay que hablar con la tienda para cerciorarse de que la talla, por ejemplo, es la correcta para evitar tener que recurrir a la logística inversa de tener que devolver una prenda que no nos está bien”, concluye Gómez.
