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El big data y cómo proteger el medioambiente

Con la revolución tecnológica, los pequeños dispositivos electrónicos conectados y geolocalizados como móviles, pulseras inteligentes, sensores o relojes (internet de las cosas), recogen y transmiten cada vez más datos. Estos datos unidos a los generados por las redes sociales y los públicos a disposición de la sociedad (open data) suman una ingente cantidad de información, el big data, que bien gestionada, es sumamente valiosa.

Hoy, gracias a los nuevos ordenadores con una gran capacidad de cálculo, somos capaces de estudiar de forma conjunta y automática estas grandes cantidades de datos para sacar conclusiones en tiempo real. Mediante algoritmos y estadística pueden averiguar el comportamiento de un sistema y predecir tendencias que permiten diseñar soluciones.

Estas conclusiones extraídas de su análisis son muy preciadas, no solo para los mercaderes de nuestros datos personales (conocido como el oro azul), sino también para los que buscan soluciones a los crecientes problemas medioambientales.

Aunque el big data ambiental aún está despegando, ya hay proyectos en marcha que han dado muy buenos resultados:

Los vigilantes de los bosques

El big data y cómo proteger el medioambiente son los dos conceptos clave de la iniciativa Global Forest Watch. Usa el big data para vigilar la deforestación de los bosques, frenar la tala ilegal, los incendios provocados o para organizar la distribución de tierras y planificar su uso. Elaboran los mapas a partir de datos de satélites, bases de datos tradicionales y trabajadores sobre el terreno.

En estos momentos uno de los lugares que están vigilando con más ahínco es Papúa. Gracias a sus mapas han averiguado que ha sufrido un ritmo de deforestación sin precedentes en los últimos meses; desde 2017 unas 2.300 hectáreas de bosque han sido sustituidas por cultivos. Podría correr la misma suerte que Indonesia, donde la superficie arbolada ha caído en picado, talada o quemada y sustituida por cultivos de aceite de palma. Allí en 1985 el bosque cubría la isla, hoy el 70% ha desaparecido.

Asociación Conservacionista Mongabay

 

Luchando contra la sobrepesca

El 90% de los caladeros han sido sobreexplotados. Para diseñar una manera de explotar los océanos de manera sostenible hay que conocer quién está pescando y dónde, pero hasta la llegada del big data no había un mecanismo eficiente para monitorizar y comprender cómo la pesca comercial impacta en el planeta. Para localizar toda la flota pesquera, hace cuatro años Google, la ONG Skytruth y la organización conservacionista Oceana iniciaron el proyecto Global Fishing Watch. 

La semana pasada la revista Science publicó el gran estudio con los resultados: pescamos en el 55% de los océanos, una superficie cuatro veces mayor que la ocupada por la agricultura. Un tercio se hace de manera ilegal. Cerca del 15% del pescado que entra en Europa proviene de prácticas ilegales.

Gracias a los mapas que han creado (de acceso gratuito, así como los datos en bruto) se han hechos multitud de estudios científicos, cambios en las políticas de explotación de algunos países y se ha combatido la pesca ilegal con éxito.

Puerto pesquero

 

Ciudades inteligentes

El big data se perfila como una herramienta crucial para construir ciudades inteligentes. Con los datos recogidos por los dispositivos de los ciudadanos junto a sensores situados en estructuras estratégicas y las cámaras de videovigilancia se podrán hacer infinidad de predicciones que mejorarán el bienestar ciudadano.

Por ejemplo, si en los contenedores de basura se instalan dispositivos que indiquen su capacidad en cada momento se podrían definir las rutas óptimas de recogida de basura en tiempo real. En una smart city, el big data permitirá anticiparse a los atascos, señalar zonas libres para aparcar, disminuir el consumo energético y conocer con precisión la contaminación atmosférica.

Paolo Marginiri – Creative Commons

 

Ahorrar energía

Combinando los datos de contadores inteligentes en las viviendas, los procedentes de plataformas open data y las previsiones meteorológicas las compañías de electricidad podrían ajustar la producción a la demanda en tiempo real y generar energía de manera más eficaz.

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