Cuando se rompe un plato o un vaso, siempre dudamos: ¿debe ir al contenedor verde? La respuesta es: No, en el gris.
Los vasos y las copas de cristal contienen cantidades elevadas de óxido de plomo. Se usa para darles brillo y buena sonoridad. Estas piezas no deben fundirse con el resto del vidrio para no introducir exceso de plomo en los nuevos envases. Tampoco van al contenedor verde los productos de loza, cerámica o porcelana, como jarrones y tazas. Estos materiales no son vidrio y se funden a mayor temperatura.
Los que siempre van al contenedor verde son las botellas y los tarros. Reciclar tres envases (por ejemplo, una botella y dos tarros) ahorra la energía equivalente a mantener el horno eléctrico encendido una hora o 17 horas usando el ordenador portátil.
Vajilla cáscara de naranja
En los últimos años están pisando fuerte las vajillas ecológicas. Son pocas y algunas experimentales pero están calando entre los más curiosos. Son degradables, hechas a partir de materiales naturales, como la de cáscara de naranja diseñada por el israelí Ori Sonnenchein. Incluye taza, cuchara, plato, salero, botella y cuenco. Él define su creación como soleada y optimista.
La piel de la naranja es fácil de moldear y mantiene su aroma cítrico tan agradable. Una vez se seca, es firme para almacenar comida o cubiertos. Para darle lustre y que no absorba agua las piezas están rociadas con una laca no tóxica.
Vajillas de fibra de arroz
La de fibra de arroz es muy práctica. Es un material ligero y resistente a temperaturas entre -30 a 120º C. Eso sí, la vajilla no aguanta el fuego ni permanecer sumergida largo tiempo. Es marrón, el color natural de la fibra de arroz, y biodegradable.
Vajillas comestible
Otra opción es usar una vajilla comestible. Esta que os muestro es obra del diseñador japonés Nobuhiko Arikawa. Está hecha de galleta de arroz, es decir, harina, agua y sal. Secas, las piezas permanecen en perfecto estado durante un mes.
Lo que nunca es buena opción en casa son las vajilla de plástico desechables. Francia ha prohibido platos, vasos, tazas y cubiertos de plástico. A partir de 2020, estos artículos deberán estar fabricados en un 50% por sustancias biodegradables procedentes de materias orgánicas, como la fécula de patata. Todo apunta a que el país galo va a marcar tendencia y que pronto muchos otros se unirán en la creación de la deseada vajilla sostenible.
