Contaminación atmosférica, sonora y lumínica. Son las tres formas más comunes y nocivas de polución en nuestras ciudades. En este post hablaremos de ellas, de cómo afectan a nuestra salud, sin que nos demos cuenta, de cómo provocan daños en el medio ambiente y la economía, y también de las soluciones para combatirlas.
Qué es la contaminación atmosférica
Contaminación atmosférica. Imagen vía: Pixabay
La contaminación del aire es la más conocida, sobre todo por las restricciones al tráfico en ciudades como Madrid. Y es que los vehículos son la principal causa de contaminación atmosférica urbana, aunque no son los únicos, ya que las emisiones industriales, portuarias o las domésticas y residenciales también tienen su efecto. Se trata del mayor riesgo medioambiental para la salud, según la Agencia Europea de Medio Ambiente (AEMA), cuyos responsables estiman que causa más de 400.000 muertes prematuras en Europa (38.600 en España).
En realidad, la contaminación atmosférica, al igual que la sonora o la lumínica, no matan directamente a nadie, sino que agravan enfermedades como las respiratorias, cardiovasculares o cancerosas, y por tanto reducen la esperanza de vida.
Los vehículos contaminan el aire de dos maneras distintas. Por un lado, los gases propiamente nocivos para la salud, como las partículas en suspensión PM2,5, denominadas así por su tamaño, en micras, tan diminutas que atraviesan nuestro organismo, así como los óxidos de nitrógeno (NOx), sin olvidarnos del ozono (O3) o el Benzo alfa pireno. Por otro lado se encuentra el dióxido de carbono (CO2), un gas inocuo para el organismo, pero cuyo efecto invernadero está provocando el actual cambio climático.
Los gases que emiten los coches son los principales causantes de las emisiones de CO2, por lo que es aquí donde se debe incidir en las soluciones. Reducir su uso, apostando por un transporte sostenible, público, eficiente y económico; generalizar la bicicleta dotando a las ciudades de las infraestructuras necesarias; compartir coche si no se puede lo anterior; implantar en los vehículos las tecnologías menos contaminantes posibles; o realizar restricciones al tráfico en las zonas más congestionadas con alternativas de parkings periféricos conectados a líneas rápidas de transporte colectivo al centro son algunas de las medidas más destacadas para reducir la contaminación atmosférica.
Qué es la contaminación sonora
Contaminación sonora. Imagen vía: Pixabay
El ruido es paradójicamente una fuente de contaminación silenciosa, ya que incluso hasta cuando no se percibe como molestia impacta en nuestra salud. Nuestro organismo está programado para ponernos en alerta ante los ruidos, y al estar rodeados continuamente de ellos como en la actualidad, provocan diversos efectos negativos.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), el ruido genera impactos cardiovasculares y metabólicos, efectos sobre el sueño, deterioro cognitivo y de la audición, tinnitus o acúfenos (percepción de ruidos o zumbidos en el oído), problemas en los nacimientos y en general en la calidad de vida, la salud mental y el bienestar. Según la Comisión Europea (CE), provoca al menos 10.000 muertes prematuras anuales en la Unión Europea (UE).
El tráfico rodado es también la principal causa de contaminación sonora en nuestras ciudades, y por tanto las soluciones citadas antes sirven también aquí. En caso de sufrir cualquier actividad ruidosa, como un comercio, un bar o una discoteca, una estación ferroviaria, etc., se puede presentar una queja o una denuncia en el ayuntamiento o la administración competente.
Asimismo, las instituciones pueden implantar diversas herramientas para conocer y controlar el ruido, como sistemas de aislamiento acústico, o los Mapas Estratégicos de Ruido (MER), que obligan un año después de su elaboración a desarrollar un plan de acción.
Por cierto, no es cierto el bulo que asegura que España es el segundo país más ruidoso del mundo, después de Japón, y que Madrid es la segunda ciudad después de Tokio, como ha subrayado la Sociedad Española de Acústica en numerosas ocasiones. Los expertos señalan que no existe una base de datos a nivel mundial para determinarlo, si bien las grandes urbes en rápida expansión son las candidatas a ello.
En este sentido, un estudio publicado por Mimi Hearing Technologies, una empresa alemana especializada en tecnologías de la audición, presentaba un índice mundial basado en pruebas auditivas que apuntaba a Cantón (China), Nueva Delhi (India) y El Cairo (Egipto) como las ciudades con mayor contaminación acústica del mundo. Madrid aparece en este ranking en decimoséptimo lugar.
Qué es la contaminación lumínica
Contaminación lumínica. Imagen vía: NASA
La excesiva e incorrecta iluminación urbana causa también considerables efectos sobre nuestra salud, la economía y el medio ambiente. Tanta luz y a tantas horas nos provoca alteraciones del sueño e impactos asociados a distintos problemas de salud como diabetes, cáncer, enfermedades cardiovasculares, depresiones o trastornos de ansiedad.
La biodiversidad también se resiente, ya que la contaminación lumínica provoca la alteración del ciclo biológico e incluso la desaparición de determinadas especies, y atrae plagas urbanas. Y no nos olvidamos de la dificultad creciente de observar los cielos nocturnos, no solo para los astrónomos: ¿Cuándo fue la última vez que viste las estrellas o incluso nuestra Vía Láctea?
El impacto del despilfarro energético también es considerable: además de suponer un gasto de varios millones de euros a las arcas públicas, implica un aumento de la contaminación o el cambio climático.
Unas sencillas y económicas medidas pueden traer la solución: Reducir la potencia de las farolas – el ojo se adapta y ve bien incluso con la luz de la luna llena – y el uso de la iluminación ornamental; orientar bien el foco de manera que dirija la luz donde se necesita y no se disipe en el entorno y hacia arriba; o utilizar sensores de movimiento para iluminar solo cuando haya alguien.
Ya hemos visto en qué consisten estos tres tipos de contaminación. ¿Conoces alguna solución para evitarlo? ¡Cuéntanoslo!
Excelente trabajo, muy ilustrativo, realmente el desarrollo que por supuesto no lo niego, trae aparejado la contaminación, en ocasiones por violar reglas que la naturaleza no perdona, donde prevalece el factor económico por sobre la ecología, esto tiene su precio, es bueno que se distiga como ha sido abordado en este trabajo, las diferentes formas de contaminación, no sólo como factor cultural, sino para que se tengan en cuentan las construcciones futuras y la disposición de sus residuos de manera segura, así constribuimos a la sostenibilidad que tanto anhelamos y deseamos para las futuras generaciones