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COP25: La Cumbre del Clima de Madrid no es suficiente, ni de lejos

Para comprender un poco mejor lo que ha pasado en la cumbre del clima COP25 de Madrid tenemos que hacernos dos sencillas preguntas ¿que esperábamos de la cumbre y qué se ha resuelto finalmente en ella? La verdad es que las expectativas estaban muy altas y, quizás, un tanto desproporcionadas para el papel que realmente iba a jugar esta cumbre del clima (así lo reconoce la propia presidencia de la cumbre).  De hecho, no había tanto que esperar de ella como se ha pretendido. Se sabía que iba a ser una COP más técnica que política, y que no iba a concitar la presencia de demasiados primeros ministros y jefes de estado. Así ha sido, tanto en los días de apertura como en la recta final de las negociaciones.

Por el contrario, nunca antes se había vivido en torno a una COP una movilización social de tal envergadura. Sociedad civil y empresas han dado un paso adelante para sumarse a la transición ecológica que demanda el calentamiento global, escuchando a las alertas de los científicos.

 

COP 25 - inauguración

Foto de los mandatarios asistentes al día de la Inauguración de la COP25. Vía: National Geographic

El presidente en funciones en el centro, Pedro Sánchez, junto a Carolina Schmidt a la izquierda, presidenta de la COP y ministra chilena del clima y el secretario general de las Naciones Unidas (ONU) a la derecha, António Guterres, entre otros mandatarios.

 

Sabíamos de antemano que el mayor reto de la cumbre era un tema muy técnico, aunque con potentes tintes políticos y comerciales: la aprobación del artículo 6 del Acuerdo de París sobre la regulación de los nuevos mercados de carbono para la compraventa de derechos de emisión entre países y empresas. 

Recordad que este tema ya se quedó pendiente en la COP24 de Polonia, donde se aprobó todo el llamado “libro de reglas” del Acuerdo de París (las normas para ponerlo en marcha a partir de 2020), menos el famoso artículo 6. Por tanto, esta es la segunda vez que se intenta aprobar este artículo sin éxito.

Tenemos que preguntarnos entonces qué pasa con este artículo 6 ¿Por qué es tan problemático? La respuesta es compleja, porque combina intereses nacionales de varios países, incorpora plenamente al sector privado al mercado del carbono y, lo más puntiagudo, acaba con los actuales mercados de carbono y mecanismos de desarrollo limpio del Protocolo de Kyoto (se extingue el año que viene). Está por ver si este tema se acaba resolviendo en la COP26 de Glasgow en diciembre de 2020. Es como un cambio de baraja en mitad de una partida de póker. O todos los jugadores están de acuerdo, o la partida no sigue.

 

COP 25 - Carolina Schmidt y empresas comprometidas

40 empresas chilenas presentan Declaración de apoyo a la ministra Carolina Schmidt para que se apruebe el Artículo 6.

Imagen vía: Twitter

 

Otro de los principales temas era la de pedirle a los países que aumentarán sus compromisos de reducciones de emisiones (las NDC) firmadas cuando se aprobó el Acuerdo de París en 2015. Esto es vital: según nos indican los informes del Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) con los actuales compromisos la temperatura subiría por encima de los 3 grado durante el siglo XXI. Recordad que el compromiso adquirido por los países firmantes del Acuerdo de París era intentar que no subiera de 2 grados, e incluso hacer todo lo posible para que no superara los 1,5 grados.

Aunque, el Acuerdo de París, ya estipula que cada cinco años habrá que revisar las NDC, la COP25 de Madrid apenas ha aprobado un “llamamiento” a los países para que aumenten su ambición climática en 2020. En el lenguaje de este tipo de cumbres climáticas, la palabra “llamamiento” ni es vinculante ni obliga a nada, sencillamente apela a la voluntariedad de cada país. La idea propuesta es que los países sí aumenten sus reducciones a lo largo de 2020 y que se pueda hacer un documento con todo ello para llevar a la COP26.

No obstante, fuera del marco oficiales de las negociaciones de la COP, más países, gobiernos regionales, ciudades y empresas se han sumando a la “Alianza por la Ambición Climática” que ya había lanzado Naciones Unidas en el pasado mes de septiembre. Los firmantes se comprometen a ampliar sus reducciones de emisiones para 2020 y ser neutros en carbono en 2050. 

Por ambos motivos (artículo 6 sin aprobar y bajo perfil en la petición de aumentar la ambición climática), esta COP25 cerró sus puertas sin demasiados avances. Sin embargo, sí podemos ver un rayo de esperanza en algunos aspectos incluidos en la declaración final de la cumbre, un documento bautizado como “Chile-Madrid. Tiempo de actuar”, como el avance en el Fondo Verde por el Clima, que ha de movilizar 100.000 millones de dólares al año a partir de 2020 para ayudar a los países en desarrollo en la mitigación y adaptación la cambio climático. España ya ha formalizado su contribución con 150 millones para los próximos cuatro años.

Otros avances han estado en la aprobación de un Plan de Acción de Género, que tiene como finalidad aumentar el papel de la mujer en las negociaciones climáticas y en los mecanismos multilaterales, y en la intención de destinar inversiones a los llamados mecanismos de “pérdidas y daños” pata paliar los efectos del cambio climático que ya sufren los países más vulnerables que no dispongan de recursos. 

 

COP25 - plan acción de género

Momento de la aprobación del Plan de Acción de Género en la COP25

 

Pero quizás lo más importante de la declaración final es una referencia a las movilizaciones sociales de las antes hablábamos. Este documento reconoce que es clave la importancia y la acción de los actores no gubernamentales (sociedad civil, ONG, empresas…), y que esta COP abre un nuevo ciclo en las conversaciones sobre cambio climático de Naciones Unidas donde la implementación (es decir, actuar ya) tiene que ser la prioridad. 

Muchos se han preguntado durante estas dos últimas semanas el porqué de la brecha abierta entre lo que quiere la sociedad basándose en la evidencia científica y lo que deciden los gobiernos en reuniones demasiados cerradas y encorsetadas en un sistema de gobernanza mundial que quizás toque revisar.

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