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Terremotos: la tierra tiembla bajo los pies

CUANDO LA TIERRA TIEMBLA BAJO LOS PIES

Estos días estamos viendo los devastadores efectos que puede tener un gran terremoto, uno de los riesgos naturales más peligrosos que podemos sufrir en nuestro planeta. El temblor que han sufrido Turquía y Siria suma, según cifras provisionales, la dramática cifra de más de 13.000 fallecidos. La razón de estos sucesos se esconde bajo la tierra.

La corteza terrestre se compone de un conjunto de placas tectónicas, que, a modo de puzle, configuran los continentes y los océanos. Es algo parecido al conjunto de huesos que forman un cráneo o la parte exterior de un balón de tela. Estas placas se mueven empujadas por el manto terrestre ya que tienen una cierta “flotabilidad” sobre él. Algunas de ellas chocan entre sí formando cordilleras, otras se separan, unas subducen bajo otras y también las hay que rozan y friccionan.

En algunas zonas del planeta estos movimientos son mucho más constantes, provocando terremotos de mayor o menor magnitud. Es lo que ocurre por ejemplo en el anillo de fuego del Pacífico. Chile o Japón saben muy bien lo que es tener terremotos constantes, y algunos de ellos de gran magnitud, y es que justamente, se encuentran en los límites entre las placas. En otras zonas, alejadas de los puntos críticos, los terremotos son muy poco probables o de magnitudes pequeñas, como por suerte nos ocurre en la península Ibérica o en el interior de Europa.

Mapa placas tectónicas

En los puntos de encuentro entre dos placas no siempre tiene que existir movimiento continuo. Algunas de ellas pueden tardar décadas en dar señales de vida, pero pueden estar acumulando tensión hasta que un día de forma violenta se libera. Pongamos como ejemplo a dos personas que se empujan mutuamente en igualdad de fuerzas y permanecen quietas durante unos minutos, pero acumulando esa energía; si de repente una de ellas cede, el movimiento será brusco, y es justo lo que ocurre en zonas como las que en estos días están padeciendo los efectos.

Los instrumentos científicos han medido en Turquía una magnitud de entre 7.5 y 7.8, pero no olvidemos que Japón o Indonesia han padecido temblores superiores al 9.

Los efectos de cada terremoto no son iguales, ya que depende de la profundidad a la que ocurran, la geología o incluso los tipos de construcción. Esto es lo que se conoce como intensidad. Los daños del terremoto de Lorca, muy superficial y de apenas 5 puntos de magnitud fueron muy significativos, mientras que en países como Japón estos terremotos a una gran profundidad apenas llegan a ser percibidos por la población.

Los terremotos en España

A lo largo de la historia, nuestro país ha sufrido grandes terremotos, pero por suerte, estos ocurren cada muchísimo tiempo.

El 1 de noviembre de 1755 un terremoto de una magnitud similar al de Turquía sacude el Atlántico frente a las costas de Portugal, dejándose sentir por toda España y dejando gravísimos daños en la capital lusa. Minutos después un tsunami arrasó Portugal, Huelva, Cádiz, Canarias e incluso, las costas americanas. Fallecieron según algunos estudios miles de personas.

Torrevieja, en la costa mediterránea, también tiene escrito en sus archivos un suceso dantesco. El 21 de marzo de 1829 un sismo, de magnitud aproximada 6.6, sacudió la ciudad dejando alrededor de 400 fallecidos y daños materiales incalculables por toda la comarca. 

Más reciente en el tiempo, un terremoto de magnitud similar sacudió la localidad de Arenas del Rey, en Granada, dejando más de 1.000 fallecidos. Destruyó en su totalidad más de 4.500 viviendas y dejó marcas en el terreno que aún perduran hoy en día.

La fuerza que ejerce la placa africana contra la placa euroasiática hacen que el sureste de España sea la zona con mayor riesgo sísmico, como ocurriera en Lorca, pero a su vez, todo el arco alpino-mediterráneo tiene una actividad sísmica importante. No es comparable al anillo del Pacífico, pero también hay que vigilarla de cerca, porque incluso puede llegar a producir tsunamis.

Mapa terremotos en el mundo

Los terremotos pueden ocurrir por otras muchas razones, como colapsos de tierra, movimientos de fallas, movimientos del magma… o incluso inducidos por el ser humano como ha ocurrido en algunas zonas utilizadas para fracking o inyección de gas.

Por desgracia aún no tenemos forma de predecir los terremotos, aunque algunas técnicas novedosas que miden desde el satélite los movimientos de las placas, si permiten saber qué zonas son las que potencialmente pueden sufrirlos a corto plazo. 

Cumplir las normativas sismorresistentes y saber actuar en caso de emergencia son las mejores precauciones que podemos cumplir, al menos hasta que descubramos la forma de predecirlos. Lo que si nos ha enseñado la geología es que donde han ocurrido antes, también puede ocurrir después.

 

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