Cada año, los incendios ocupan las portadas de los periódicos de todo el mundo. En noviembre de 2018, el incendio “Camp Fire” acabó con la vida de 85 personas y arrasó la ciudad de Paradise en California. Unos meses antes, la región de Ática en Grecia se vio sacudida por una ola de incendios forestales.
El episodio más reciente lo viste en la tele estas navidades: miles de personas esperando a ser evacuadas en las playas de Australia, escapando de los incendios forestales que, desde septiembre del año pasado, llevan asolando la isla.
Los incendios en Australia son un problema recurrente, especialmente en las regiones de Nueva Gales del Sur y Vitoria. Sin embargo, la oleada del 2019 afectó a siete regiones del país y fue la primera vez en la que las autoridades tuvieron que recomendar a la población que abandonara sus hogares debido a la proximidad de las llamas.
El país ardió durante más de cuatro meses desde septiembre de 2019, cobrándose la vida de 30 personas y arrasando con más de 10 millones de hectáreas, lo que equivale a la superficie de Portugal. De acuerdo con WWF, a las pérdidas humanas hay que añadir las de más de 1.200 millones de animales.
Bomberos durante los incendios de Australia (vía CNN)
Causas y consecuencias de los incendios forestales
Las causas que originan los incendios forestales pueden ser muy variadas. Hay incendios intencionados, causados por quemas de rastrojos no autorizadas, por pirómanos o por especulación urbanística, entre otros ejemplos; o incendios provocados por comportamientos negligentes o accidentes, como pueden ser los que resultan por lanzar colillas o dejar hogueras mal apagadas, los chispazos en las líneas eléctricas, etc.
Diversos estudios establecen una relación directa entre el calentamiento global y los incendios: según datos publicados por Global Forest Watch Fires, el número total de incendios que afectaron a superficies mayores de 1km2 ascendió a 4,5 millones, un 10% más que en 2018. Entre sus consecuencias se encuentran la erosión de los suelos, la pérdida de biodiversidad o la emisión de elevadas cantidades de CO2 a la atmósfera. Según Greenpeace, los incendios son responsables de la liberación a la atmósfera de alrededor de 8 mil millones de toneladas de CO2, lo que equivale a la mitad de las emisiones producidas por la quema de carbón.
Incendios y cambio climático
Temperaturas medias en Australia el 29 de diciembre de 2019 (vía BBC)
Según la Agencia de Meteorología de Australia (Bureau of Meteorology), la temperatura media del país aumentó por encima de 1ºC en el último siglo. El pasado mes de diciembre, Australia registró un doble récord de temperatura: el 17 de diciembre la media de las temperaturas máximas fue de 40,9 ºC y al día siguiente, 41,9 ºC.
A las altas temperaturas se suma la sequía que viene afectando al país como consecuencia de un fenómeno meteorológico llamado Dipolo del Océano Índico (o “Niño” del Índico). Este efecto climático provoca que se produzcan fuertes lluvias en el África oriental mientras que el sudeste asiático y Oceanía sufren períodos prolongados de sequía. Fenómeno que ha sido especialmente intenso este año.
Y aquí tenemos de nuevo una relación con el cambio climático: tal y como recoge un estudio publicado por Nature en el año 2014: el aumento de la concentración de gases de efecto invernadero en la atmósfera incrementa la intensidad de este fenómeno, por lo que, de no tomar las medidas adecuadas, los episodios climáticos extremos serán cada vez más frecuentes durante el siglo XXI.
Imagen vía: The New York Times
Otro estudio de la Universidad de Barcelona publicado en Nature, analizó la relación entre incendios e incremento de temperaturas. La conclusión es que si la temperatura media asciende en más de 1.5 ºC o, lo que es lo mismo, no se cumple el acuerdo de París, habrá un incremento de incendios cercano al 40%.
Curiosamente, todas estas evidencias científicas no parecen ser suficientes para el Primer Ministro australiano, que anunció a finales de 2018 que el país no avanzaría en sus objetivos de reducción de emisiones, pese a mantenerse en el Acuerdo de París. Terriblemente irónico.