Cuando Tallin, la capital de Estonia, le ceda el testigo el 31 de diciembre de este año, València se convertirá en la European Green Capital 2024. Será la segunda ciudad española en conseguirlo, tras Vitoria-Gasteiz (2012).
Ser Capital Verde Europea está muy caro. Y cada vez más, porque son muchas las ciudades que proponen y ejecutan programas ambientales realmente ambiciosos. Sin embargo, las urbes españolas también están entrando en esta senda y ya es habitual encontrar nombres españoles entre las candidaturas a este premio cada año, al que se pueden presentar ciudades de la UE, de los países candidatos a entrar en la Unión y países del Espacio Económico Europeo. Este premio nació en el año 2010 creado por la Comisión Europea para ciudades de más de 100.000 habitantes. Ya son 14 las ciudades que han obtenido el título.
En 2022 era Grenoble la que ostentaba el título cuando ya se estaba decidiendo quién ganaría la capitalidad verde para 2024. Fue en el mes de julio cuando se supo que solo dos ciudades llegarían a la final: Cagliari, la capital de Cerdeña, y València. En octubre, ambas presentaron sus proyectos en una última reunión del jurado y, por suerte, Joan Ribó, alcalde de València, recogía el premio poco después, además de 600.000 euros que irán destinados a impulsar las transformaciones propuestas en la candidatura.
Sorprendentemente, es la primera vez que gana una ciudad situada a orillas del mar Mediterráneo y la segunda más meridional, junto a Lisboa (Green Capital en 2020), de todas las ganadoras, donde destacan en número ciudades del norte y centro de Europa, como Estocolmo, Hamburgo, Copenhague, Essen, Oslo o Lahti.
València verde y peatonal
Para las personas y la naturaleza. Esto resumiría bien el proyecto con el que ha ganado València la capitalidad europea 2024, que tiene cuatro pilares: más biodiversidad; movilidad sostenible y recuperación del espacio público; neutralidad climática (es una de las urbes elegidas recientemente en la Misión Europea “100 ciudades climáticamente neutras), y alimentación sostenible (especialmente la recuperación de la tradicional huerta valenciana).
Una ciudad habitable, cercana y saludable es lo que busca ser València ya desde hace unos años. La Green Capital 2024 viene a reconocer estos esfuerzos (el jurado analiza 12 indicadores ambientales) y ratificar que tanto las medidas adoptadas hasta ahora como los planes para los próximos años van bien encaminados para lograr este objetivo y promover la transición verde, además de estar alineados con las políticas de la UE para los entornos urbanos europeos para 2030 y 2050.
Uno de los cambios más visibles de la ciudad está siendo la peatonalización de lugares públicos muy relevantes, lo que no solo gana espacio para caminar y convivir, sino que también reordena el tráfico de vehículos restringiéndolo en varios ejes principales del caso central y amplía la red de carriles bici y la fluidez del transporte público.
Reducir la contaminación del aire, las emisiones de C02 y los niveles de ruido, además de generar espacios más saludables, está en el origen de estas intervenciones urbanas. Hasta el momento, ya se han peatonalizado plazas tan emblemáticas como las del Ayuntamiento, del Mercado y de la Reina. En total, se han recuperado más de 150.000 metros cuadrados de espacio peatonal entre los años 2015 y 2022.
Esta regeneración de la ciudad viene acompañada por un plan de renaturalización que ya está en marcha desde hace tiempo. De hecho, el 70,75% de sus vecinos tiene una zona verde adaptada al cambio climático a menos de 350 metros de su vivienda. La ciudad tiene cinco millones de metros cuadrados de zonas verdes, entre los que destaca el parque lineal del Turia, y dos parques naturales en su periferia.
Con este patrimonio pre-existente, el Ayuntamiento está rematando su nuevo “Plan Verde y para la Biodiversidad” y lanzando proyectos de gran envergadura como el “Corredor Verde VLC Sur”, que transformará y reconectará los barrios del sur de la ciudad soterrando las vías del tren y reordenando las zonas industriales, entre otras acciones.
Este Plan Verde tiene siete líneas estratégicas para preservar las zonas verdes existentes, crear nuevos hábitats naturales y resilientes al cambio climático, e impulsar la agricultura ecológica de cercanía y los huertos urbanos. Precisamente, València, que es firmante del Pacto de Milán, acoge desde hace unos años el Centro Mundial para la Alimentación Urbana Sostenible (CEMAS) en colaboración con la FAO. Este Centro tiene como objetivo la identificación, clasificación, divulgación y sensibilización de los grandes retos a los que se enfrentan las ciudades en cuestiones alimentarias y nutricionales.
Además, València pertenece a la Red de Ciudades Verdes (Green City Accord) y ha sido seleccionada como ciudad piloto del NetZeroCities para participar en una pionera acción climática junto con otras 52 urbes. Para ello, el Ayuntamiento ha creado la Empresa Municipal de la Energía Sostenible.
Con todo ello, Valéncia ha generado un triángulo perfecto entre calidad de vida, hábitat urbano y naturaleza, donde se interrelacionan todas las piezas de la ciudad en torno al proyecto de la Green Capital 2024.