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Rebeca curando heridas con crema antibiótica

Rebeca Atencia

Veterinaria, directora de la oficina del Instituto Jane Goodall en Congo

La Dra. Rebeca Atencia es veterinaria y dirige desde hace más de una década la oficina del Instituto Jane Goodall en Congo, siendo la responsable del mayor centro de rescate y rehabilitación de chimpancés en África. Por su capacidad de inspirar a los demás con su incansable trabajo y compromiso, ha sido nominada por la prestigiosa revista estadounidense Newsweek como una de las 20 "Mujeres del futuro" a nivel global.

Rebeca Atencia: “Somos los humanos los que hacemos el gran cambio”

La Dra. Rebeca Atencia es veterinaria y dirige desde hace más de una década la oficina del Instituto Jane Goodall en Congo, siendo la responsable del mayor centro de rescate y rehabilitación de chimpancés en África. Por su capacidad de inspirar a los demás con su incansable trabajo y compromiso, ha sido nominada por la prestigiosa revista estadounidense Newsweek como una de las 20 «Mujeres del futuro» a nivel global.

 

¿Cómo llega una niña gallega a trabajar en el Congo?

Siempre tuve claro mi interés por la naturaleza. Me crié en una casa de campo a las afueras de Ferrol, así que mi infancia era un continuo ir y venir a los bosques gallegos junto con mis hermanos. Allí aprendí a observar y admirar la naturaleza, la magia de los bosques con sus animales ocultos con sus sonidos y los olores genuinos.

Por aquella época, hubo un suceso que, sin duda, condicionó lo que soy ahora: como en tantos montes gallegos, hubo un incendio muy grande. El guardabosques de la zona y amigo de la familia conocía las guaridas y los nidos de los animales del monte, desde zorros hasta águilas culebreras. Lo que me impresionó muchísimo fue ver a Jaime, que así se llamaba, recorriendo todos estos lugares y rescatando a los animales de las llamas para luego llevarlos a su casa, que se convirtió en un criadero improvisado muy divertido.

Posteriormente todos estos seres indefensos se hicieron adultos y Jaime los liberó. Recuerdo que el zorro volvía algunas tardes a la casa de Jaime y se quedaba un rato sentado en el jardín mirando a distancia los movimientos de Jaime, y luego volvía de nuevo a su bosque.

“Qué bonito”, pensé. Estos animales habían tenido una segunda oportunidad. Fue el ser humano que les condenó a perder sus hogares y también fue el ser humano quien les ayudó a disfrutar de nuevo de la libertad. Este suceso me marcó muchísimo.

 

¿Por qué los chimpancés?

Entonces decidí enfocar mi vida a ayudar a los animales. Desde el primer momento los chimpancés me impresionaron muchísimo. Cuando miras a los ojos a un chimpancé es como mirarte a ti mismo, sus gestos, expresiones, movimientos corporales, son tan cercanos a nosotros que te hace estremecerte por dentro. Solo de imaginar que estos primos hermanos estaban siendo expoliados de su mundo me rompía el corazón. Tenía que hacer algo, ayudar en algo, poner mi granito de arena.

Así que en 2004 me surgió la oportunidad de ir al Congo y me ofrecieron poder trabajar en la reintroducción de chimpancés y no me lo pensé dos veces. Era solo un año y yo lo que quería era absorber y aprender mucho, siempre con la idea de volver a España. Pero lo que nadie me dijo es que la selva de Congo te enamora y África te atrapa con su encanto, saber cuándo llegas a África, pero no cuándo te vas.

rebeca con un chimpancé

Rebeca con uno de los chimpancés en rehabilitación – Crédito: Fernando Turmo/IJG Congo

 

¿Qué es la rehabilitación de chimpancés?

En África, concretamente en Congo, sigue existiendo el tráfico ilegal de chimpancés. Los cazadores furtivos van a la selva y disparan a chimpancés salvajes. El principal objetivo es la carne del chimpancé adulto, pero a veces el chimpancé es una hembra y cae al suelo con un bebé entre sus brazos. Los furtivos cogen el cuerpo inerte de la madre, la descuartizan y la ahuman, y llevan la cría a la ciudad para venderla como animal de compañía.

Todo esto ocurre delante de este bebé chimpancé, ve con sus propios ojos cómo su madre, la que en ese momento es el centro de su pequeño universo es despedazada. El camino de la selva a la ciudad es algo también muy traumático, los cazadores furtivos le atan unas cuerdas en la cintura y las ingles para que no se escape y lo tratan de forma ruda y agresiva.

Estos pequeños bebés chimpancés ya traumatizados a veces son confiscados por las autoridades competentes cuando consiguen atrapar a los cazadores furtivos. Una vez rescatados nos lo envían al centro de rehabilitación de Tchimpounga para la rehabilitación y reinserción en su medio natural.

Parece algo sencillo, pero no lo es para estos bebés chimpancés. Él ha visto de primera mano cómo un humano mataba a su propia madre y le maltrataba a él mismo. ¡Y ahora otro humano en el centro de rehabilitación pretende ayudarle! Es algo difícil de entender para esta criatura.

Nuestra primera misión es devolverles la confianza y para ello les tenemos que dar cariño y amor. Por ello les damos una cuidadora humana que estará con el recién llegado día y noche dándole amor, cariño y apoyo emocional durante todo el periodo de la cuarentena. Posteriormente los integramos en grupos de chimpancés.  Los chimpancés, como los humanos, son especies sociales, por lo que es de vital importancia que establezcan vínculos sociales estables y duraderos en su grupo, eso es lo que realmente les permitirá desarrollar todo el repertorio conductual típico de la especie.

El proceso de rehabilitación es largo y complicado, en el que nuestro objetivo es conseguir el nivel de bienestar máximo para cada chimpancé que rescatamos,

Rebeca curando heridas con crema antibiótica

Rebeca curando heridas con crema antibiótica – Crédito: Fernando Turmo/IJG Congo

 

¿Cómo conoces a la Dra. Goodall?

Por aquel entonces yo me encontraba trabajando para otra organización llamada HELP Congo que fueron los pioneros de la reintroducción de chimpancés con éxito en su medio natural. Vivíamos en la selva, en un lugar muy remoto en el centro del parque nacional Conkuati , en República del  Congo. Allí no llegaba ni la señal telefónica, ni internet ni nada por el estilo, la única vía de comunicación era por cartas escritas en papel que nos llevaban un día por semana y por una radio de onda corta que funcionaba algunas veces, según la climatología.

Jane Goodall se encontraba en esa época visitando diferentes proyectos, intentando buscar una continuidad en su centro de rescate y rehabilitación de Tchimpounga, también en Congo. Así que entre otros sitios vino a visitarnos a nosotros a mitad de la selva.

Claro, para mí eso era como algo irreal: “¿Cómo iba venir Jane Goodall hasta un sitio tan remoto?» Aún más fuera de lo real: “¡Iba a ser yo la que le contase la situación de los chimpancés reintroducidos!”

Lo que parecía algo imaginario se convirtió en realidad y Jane se subió hasta el Triángulo, el sitio de reintroducción a conocernos.

Hay veces que estamos en el momento correcto en la hora correcta, eso fue lo que me ocurrió a mí. Yo llevaba casi un año metida en mitad de la selva, incomunicada del mundo habitual, viviendo para y por los chimpancés reintroducidos, mi pasión eran ellos junto con su entorno, vivía y respiraba cada día para protegerles a ellos, su selva y todas las especies que en ella habitaban. Supongo que cuando hablé con Jane, en ese entorno, en ese lugar mágico, debió ver mi amor por los chimpancés.

Unas cosas llevaron a otras y me ofrecieron empezar a trabajar para Jane Goodall en el centro de rehabilitación de Chimpancés de Tchimpounga, en cuanto terminase en Help Congo.

Y así ocurrió, meses más tarde empecé como Manager en Tchimpounga.

 

¿Qué es un “centro de rehabilitación” de chimpancés?

Un centro de rehabilitación de chimpancés es donde recibimos los chimpancés fruto del tráfico ilegal, los recuperamos y rehabilitamos para que puedan adpatarse de nuevo al medio natural. La confiscación la realizan las autoridades congoleñas, muchas veces bebés en condiciones de salud penosas. Pasan una cuarentena de 3 meses para recuperarse física y psicológicamente y luego comparten espacio con otros chimpancés huérfanos o con una madre chimpancé adoptiva. En esta etapa, que llamamos de rehabilitación, hacemos una selección sanitaria, genética y psicológica en la que valoramos si puede o no entrar en el proceso de reintroducción en la selva.

Aparte de los chimpancés, desde 2008 tenemos un proyecto similar con mandriles. Con los mandriles, por ejemplo, el programa de reintroducción es más corto que con los chimpancés. La clave en este último caso es el comportamiento social entre ellos y, también, tener en cuenta que es una especie que puede llegar a vivir hasta los 70 años.

El santuario consta de varias zonas específicas, entre ellas varias islas de selva virgen cedidas por el Gobierno. Aparte de estas islas, tenemos una reserva salvaje de un tamaño similar a Doñana, vigilada y mantenida por guardas forestales que la protegen de furtivos.

 

Operación a un chimpancé con Rebeca

Operación de un chimpancé del centro de rehabilitación – Crédito: Fernando Turmo/IJG Congo

 

¿Cómo fue la llegada al centro de Tchimpounga y de qué actividades te sientes especialmente satisfecha?

El centro de chimpancés de Tchimpounga se encontraba en una situación crítica, nosotros llegábamos con la ilusión de reintroducir los chimpancés en su medio natural lo antes posible, pero no era algo tan fácil.

En esa época había una llegada masiva de bebés chimpancés huérfanos que superaba la capacidad del centro, aunque existiese una ley que protegía esta especie en el país, la gente no era consciente de ello. ¡Un no parar! Llegaban al centro entre 10 y 12 chimpancés al año en muy malas condiciones. Vivíamos al día, sin apenas posibilidad de planificar ya que cuando terminabas de tratar a un chimpancé enseguida venía otro. Era como achicar agua con un cubo con agujeros.

Decidimos hacer un plan educativo a largo plazo, para intentar buscar soluciones y reducir la llegada de chimpancés del tráfico ilegal. El futuro está en las nuevas generaciones, así que realizamos campañas de sensibilización y comunicación a nivel nacional, así como actividades específicas en los colegios.

Por otro lado, nos centramos en la búsqueda de zonas de selva donde pudiésemos reintroducir los chimpancés que nos llegaban de forma masiva al centro. Con la intención de mejorar su estado de bienestar.

Son dos objetivos que parecen simples, pero para llegar a ellos hay un largo recorrido lleno de frustraciones, alegrías, tristezas. Pero ante todo la palabra que define este largo camino es esperanza.

Esperanza de que todo lo que parece oscuro se convierte en luz si ponemos ilusión, esfuerzo y pasión.

Después de una década hemos podido empezar a visualizar resultados reales de este esfuerzo con un aumento de consciencia en Congo sobre la protección de la naturaleza y en concreto los grandes simios. A su vez hemos conseguido incluir en la reserva unas grandes islas de selva virgen donde hemos podido introducir muchos chimpancés que se encontraban en el centro de rescate. Hemos tenido la suerte de poderles dar una segunda oportunidad para poder otra vez vivir en su medio natural.

Es muy gratificante ver la situación actual, como va mejorando, con el esfuerzo de todos. Si algo he aprendido en Congo, como decía anteriormente,  es a tener esperanza en la vida, este es un lugar donde lo imposible se hace posible con esfuerzo, perseverancia y el trabajo en equipo

 

Burocracia, financiación, furtivismo, comercio ilegal … ¿Cuáles son los principales problemas a los que os enfrentáis? ¿Os sentís apoyados por las comunidades locales y las autoridades?

El furtivismo sigue siendo un problema de primera magnitud y en gran parte está provocado por la deforestación. Al deforestar la selva, se abren caminos que facilitan el trabajo de los furtivos. Pero el problema de la deforestación no está en el Congo sino en la demanda de madera por parte de nosotros, los llamados países desarrollados. Ahí hay un punto de reflexión en el que debemos pararnos.

A nivel burocrático siempre hay problemas ya que los países africanos suelen tener democracias jóvenes y poco estables. No obstante, la relación es muy buena, en parte debido a que Jane Goodall lleva trabajando en el Congo más de 25 años. Con las comunidades locales tenemos una muy buena relación. Lo que queremos es buscar el equilibrio entre la naturaleza y las comunidades humanas cercanas a las selvas, un tipo de desarrollo más sostenible. Por ello trabajamos con la gente de la zona desde el principio y los implicamos en las actividades y protección de la reserva.  Les damos puestos de trabajo y fomentamos algunas actividades alternativas como la agricultura de productos que luego pueden vendernos a nosotros directamente o a compradores en la ciudad. Cientos de personas se benefician directamente de nuestra presencia en la zona, tanto por la venta de productos locales como por puestos de trabajo.

 

¿Cómo es trabajar con la Dra. Goodall?

Trabajar para Jane es algo muy especial. Es un alma joven, sigue pensando en qué haremos dentro de 20 años y tiene mucha esperanza en la gente, cree mucho en los cambios provocados por cada individuo. Tiene una forma de trabajar muy diplomática: “la mejor forma de luchar contra tus enemigos es convirtiéndolos en tus amigos”. Jane escucha, entiende y crea soluciones con todo el mundo.

Además, comparte y transmite desde el corazón. Pone en contacto a gente diversa para que pasen cosas y apoya proyectos de todo tipo. Cree que la gente apasionada es la que cambia el mundo. Creyó en mí, ahí en medio de la selva.

Rebeca y Jane

Rebeca Atencia y Jane Goodall en el bosque Kouilou del Congo – Crédito: Fernando Turmo/IJG Congo

 

La Dra. Goodall te ha nominado como una de las 20 “Mujeres del futuro” a nivel global para la revista Newsweek ¿Qué significa esto para ti?

Este tipo de calificaciones me provocan sentimientos contradictorios. Pero sin duda que Jane Goodall te reconozca y te nomine es un honor enorme.

 

¿Notas los efectos del cambio climático en tu trabajo?

Se notan en todas partes, no solo en África. En el Congo cada vez llueve menos, se nota muchísimo. Y como llueve menos, la sabana acaba ganándole la partida a la selva. Los incendios forestales, la tala ilegal … la selva no tiene capacidad de regeneración si no hay lluvias.

 

Ecovidrio y el Instituto Jane Goodall colaboran en el programa “Raíces y brotes” en España dirigido a la sensibilización ambiental de niños y jóvenes ¿Crees que las nuevas generaciones están más concienciados con el reciclaje y el respeto al medioambiente?

Hemos realizado más de 100 talleres con niños en el marco del programa “Raíces y brotes” gracias a la colaboración de Ecovidrio. Yo creo que sí, que las niñas y los niños están cada vez más concienciados porque ves que términos como reciclaje o cambio climático están en sus conversaciones. En el caso del reciclaje, por ejemplo, es algo palpable y que pueden hacer en sus casas.

 

¿Cómo ves el futuro?

Con mucha esperanza. Los humanos destruimos mucho pero construimos mucho también. La comunicación está cambiando nuestra forma de pensar. Empezamos a ser conscientes de que solo hay un mundo, que tenemos la oportunidad de cambiar y de que lo estamos haciendo.

Los individuos son los que cambian el mundo. Sí, hay una luz allá a lo lejos, pero podemos verla.

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