Este pasado lunes 9 de agosto el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) daba a conocer la primera parte de su Sexto Informe que ha vuelto a poner de manifiesto que vamos por un muy mal camino.
Este verano estamos sufriendo multitud de fenómenos extremos que están haciendo al mundo tomar más conciencia aún de la realidad que el cambio climático puede traer a nuestras vidas. Temperaturas de casi 50ºC en Canadá, inundaciones históricas en Alemania, el valor más alto jamás registrado en Europa y una terrible oleada de incendios forestales en los países mediterráneos.
Incendios forestales. Imagen vía: Pixabay
España tampoco ha escapado a estos rigores estivales, pues hemos sufrido entre el 11 y el 16 agosto una ola de calor que ha hecho superarse los récords absolutos de temperaturas de multitud de localidades, desde Teruel a Toledo, o de Soria a Talavera de la Reina.
Desde hace años se viene insistiendo desde la comunidad científica, que el cambio climático traerá fenómenos más extremos, y muy especialmente, olas de calor más intensas, extensas y duraderas. Y parece que ya lo estamos viviendo.
El Informe de bases científicas de esta última publicación mundial deja muy claramente de manifiesto, que todos estos fenómenos y la temperatura media no dejan de subir por una causa clara: la actividad humana. Igualmente es contundente en cuanto a la necesidad de actuación para recortar las emisiones de gases de efecto invernadero cuanto antes y con la mayor firmeza, pues de no ser así, estaremos condenados a ver cómo el cambio climático va a más, y por supuesto, todos sus impactos.
En este sentido es importante ver, que ya estamos dentro de un contexto de cambio climático. La temperatura media en el conjunto del globo ha subido cerca de 1,1ºC, pero cuanto más tardemos en actuar, mayor será esa subida. Por este motivo el Acuerdo de París indica que hay que intentar que la temperatura media no suba en más de 2ºC, y en medida de lo posible se quede en 1,5ºC, pero esto cada vez lo tenemos más difícil según el propio informe y al ritmo al que siguen aumentando sus emisiones, parece que está en lo cierto.
Glaciares. Imagen vía: Pixabay
De seguir así, en los próximos años podríamos tener temperaturas aún más extremas, sobre todo de calor, pero también de frío. Recientemente otro estudio de alto nivel en la revista Nature Climate Change indicaba que la corriente cálida del Golfo podría colapsar.
Gracias a esta corriente marina, nuestros inviernos son mucho más suaves que en Nueva York, que ven sus aguas bañadas por una corriente fría. Si esto cambiara, podríamos también enfrentarnos a situaciones invernales más parecidas a las que tuvimos con la borrasca Filomena, que en lo que conocíamos hasta ahora, con todo lo que ello supondría de riesgos, daños y pérdidas.
Los distintos países se tienen que poner cuanto antes manos a la obra, pues hay que empezar a reducir emisiones drásticamente y ayudar a salvaguardar los ecosistemas tal y como los conocemos. También es importante que empresas y ciudadanos se pongan manos a la obra y se intente en nuestras actividades diarias intentar emitir lo menos posible: ahorrando energía, consumiendo productos de cercanía y temporada, reciclando… o de lo contrario lo que hemos vivido hasta ahora puede no ser nada comparable a lo que pueda venir.
Dentro de unos meses conoceremos la segunda y tercera parte de este Sexto Informe, que hablarán de Impactos y de Adaptación y Mitigación, pero no cabe lugar a dudas a que no se planteará un mundo idílico, sino más bien todo lo contrario, donde cada emisión cuenta y el reloj de arena va en nuestra contra.