¿Cómo influye exactamente el cambio climático en los desastres naturales?, ¿podemos decir que los fenómenos extremos son una consecuencia directa de la pérdida de la biodiversidad en el planeta? A esta y otras interrogantes dio respuesta el evento organizado por Ecovidrio en colaboración con la publicación Ethic llamado ¿La era de los fenómenos extremos?
En este encuentro online –enmarcado en los debates de ‘Vidrios y Barras’– se dieron cita algunos panelistas de alto nivel expertos en esta materia, como Isabel Moreno, física y presentadora de Aquí la tierra; el director de conservación de WWF, Enrique Segovia; y la bióloga y divulgadora ambiental, Odile Rodríguez de la Fuente, hija del fallecido naturista y divulgador Félix Rodríguez de la Fuente.
En este evento de Vidrios y Barras pusimos sobre el tapete cuestiones como cuál es el nexo entre el cambio climático y los fenómenos extremos; cuál es la relación entre el cuidado de la naturaleza y nuestra salud; cómo podemos avanzar hacia un sistema económico que valore la naturaleza o cómo comunicamos para que el público sea consciente de esa relación entre el cambio climático y los fenómenos extremos.
Qué causa estos fenómenos extremos
Según la Organización Meteorológica Mundial, hay evidencias que apuntan a la conexión entre el calentamiento global y el aumento en intensidad y frecuencia de los eventos climáticos extremos. Estos fenómenos son una de las formas en las que el cambio climático se manifiesta y afecta directamente a nuestras vidas.
Las lluvias torrenciales, los episodios de frío extremo con nevadas o las olas de calor son algunos de los fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes en España y el mundo.
Los expertos advierten de que estos eventos, que provocan grandes desastres como incendios o sequías, irán a más. ¿Cómo influye exactamente el cambio climático en los desastres naturales? ¿Se convertirá lo extremo en lo cotidiano? ¿Cómo podemos prepararnos para un posible futuro de grandes contrastes climáticos?
En las últimas dos décadas las lluvias torrenciales, los huracanes, inundaciones, episodios de frío extremo, olas de calor y sequías se han cobrado la vida de 495.000 personas y han dejado a su paso unas pérdidas de US$ 3,54 billones, según los datos del Índice de Riesgo Climático Global del Germanwatch.
Isabel Moreno. Física y presentadora de Aquí la tierra
Moreno inició su disertación llamada “Alertas (tempranas) que pueden salvar vidas”,
ejemplificando el efecto directo del cambio climático en los fenómenos extremos a través de una entretenida dinámica con globos y dibujos. De esta forma, indicó que al existir mayor energía en el planeta, las zonas húmedas serán más húmedas y las zonas cálidas más desérticas.
“Veremos muchos más eventos cálidos por efecto del cambio climático. En España, en el decenio que va desde 2010 a 2020 los récords por calor han sido 18 veces más frecuentes que los de frío”, sostuvo.
Siguiendo esta explicación, la presentadora de Aquí la tierra indicó que España es uno de los países ubicados en zonas secas que se verá afectado con mayores olas de calor y sequías más prolongadas, mientras que las precipitaciones serán más espaciadas pero a la vez más intensas. Esto redundará directamente sobre la salud de los ciudadanos, sobre todo en personas de edad avanzada que soporten peor las olas de calor
La experta quiso también aclarar, que a la hora de achacar un evento meteorológico concreto al cambio climático (como la dana de septiembre de 2019), debemos tener en cuenta el clima no cambia de la noche a la mañana, “que el cambio climático no llega de repente como si fuese un asesino con un cuchillo en una película”. Por ello, es importante conocer la diferencia entre tiempo y clima.
La comunicación y la educación ambiental deben ser claves a la hora de promover una mayor concienciación para la sociedad.
Enrique Segovia. Director de conservación de WWF
En su turno, Enrique Segovia ofreció una charla titulada Cuando el planeta dice basta, en el que citó algunos de los puntos destacados del Informe Planeta Vivo, que publica de forma bianual la WWF para medir la tendencia en las poblaciones de vertebrados mundiales.
Los resultados de este informe son devastadores, ya que de 1970 al 2016 (últimas cifras datadas), ha disminuido un 68% la población de vertebrados analizada.
“De una población de más de 4000 vertebrados nosotros, el ser humano, ha desaparecido el 68%”, añadió Segovia. “Estamos destruyendo su hábitat; por la contaminación, por la inclusión de especies invasoras o por nuestra responsabilidad en el cambio climático”.
En su opinión “estamos estableciendo una conexión rota con la naturaleza”. Esto es debido a que seguimos deforestando zonas tropicales que nos ayudan a regular el clima, lo que crea las emisiones de gases de efecto invernadero (CO2) que los ecosistemas ya no pueden absorber.
Para el director de conservación de WWF es crucial cambiar nuestra forma de consumir y relacionarnos con el medio ambiente para combatir el cambio climático. “Hemos perdido la amortiguación que la naturaleza nos brinda”, concluye Segovia.
Odile Rodríguez de la Fuente. Bióloga y divulgadora ambiental
Por último, la bióloga Odile Rodríguez de la Fuente en su ponencia sobre Cuidar la naturaleza, cuidar de nosotros mismos, nos transmitió la necesidad de crear conciencia en la sociedad sobre la importancia de preservar la naturaleza.
Rodríguez de la Fuente indicó que de 200 mil años que lleva la humanidad sobre la tierra y 10 mil años como homo sapiens sapiens cazadores y recolectores, el hombre se ha relacionado de forma armónica con los estímulos de la naturaleza.
Este sistema que el ser humano llevaba en el Neolítico evitaba la destrucción de los ecosistemas y la biodiversidad. No fue sino hasta la constitución de centros poblados de más de 300 individuos que comienzan a surgir las enfermedades derivadas de la domesticación de animales.
“Es un hecho que la mayoría de las enfermedades son zoonóticas, es decir, que se transmiten de animales a seres humanos (como el caso de la COVID-19). La mayoría de enfermedades no existían en la prehistoria”, apuntó la bióloga.
La unión con la naturaleza puede ayudar a combatir enfermedades mentales
Según Rodríguez de la Fuente, las enfermedades coronarias, enfermedades cardiacas, hipertensión, la obesidad, la osteoporosis y algunos tipos de cáncer, eran raras en los cazadores recolectores del Neolítico. “Esto sirve para darnos cuenta y romper el mito de que con el paso del tiempo la humanidad ha ido deshaciéndose de las enfermedades”, dijo.
Así mismo, sostuvo que la forma de vida que tenemos en las ciudades no es una forma de vida natural, y al estar escindidos de la naturaleza nos sentirnos apartados de ella. En su opinión, debemos partir de un nuevo estilo de vida en el que modifiquemos nuestros hábitos de consumo para evitar tóxicos, carbohidratos o azúcares, pero sobre todo desde un punto de vista emocional.
“Las sociedades más urbanizadas, más estériles, mas desnaturalizadas son más proclives a la soledad, donde se dan la mayor parte de las enfermedades mentales y el consumo de muchos medicamentos que tienen que ver con la ansiedad y la depresión”, alertó.
Para finalizar, la bióloga y activista, sostuvo que los seres humanos se sentarán más plenos al entrar en contacto con la naturaleza y el cuidado del medio ambiente; de esta forma, además, se demandará mayor información sobre el estado de salud de la naturaleza, que está unida a nosotros. “Naturaleza unida a nuestra salud y estado mental”, concluyó.
