Praseodimio, tantalio, gadolinio, galio, disprosio… Posiblemente muchos de estos elementos de la tabla periódica no los habías escuchado jamás, pero los tienes cerca, tan cerca que te los metes en el bolsillo diariamente.
Y es que estos y otros elementos, forman parte de la electrónica del día a día del móvil desde el que chateas o enciendes la tablet desde donde lees este post.
Por ejemplo, el indio está presente en la pantalla; en la batería encontramos litio, cobalto y níquel; en la carcasa, magnesio y níquel; en el micrófono, altavoces y la unidad de vibración, níquel, praseodimio, neodimio, gadolinio, terbio y disprosio.
Todos ellos se denominan, comúnmente, elementos de tierras raras cuyo nombre hace referencia, precisamente, a lo poco presentes que se encuentran en la corteza terrestre. Todo ello pese a que se han convertido en esenciales y estratégicos en la era de las comunicaciones.
La buena gestión de los RAEE
A día de hoy, muchos de los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) se gestionan correctamente. ¿Qué destino sigue un residuo de aparato eléctrico y electrónico una vez se deposita en el punto limpio?
“El destino final son plantas de reciclado específicas de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos. Antes de llegar hasta su destino final es recogido por vehículos autorizados para la recogida y transporte de estos residuos hasta almacenes de consolidación y clasificación de las diferentes fracciones de residuos de aparatos eléctricos y electrónicos”, explica Rafael Serrano, director de Márketing y Comunicación de ECOLEC, sistema colectivo de responsabilidad ampliada del productor (SCRAP), encargado del reciclado de RAEE.
“Una vez consolidados los residuos por fracciones (frigoríficos y congeladores, televisores y monitores, etc.) se trasladan hasta las plantas de reciclado para iniciar el proceso de descontaminación y su reciclado posterior”, afirma Serrano.
Es en este momento, cuando un ciudadano comprometido acude a un punto limpio o a una gran superficie a depositar su electrodoméstico viejo, o el mismo establecimiento que lo recoge en casa, cuando empieza un circuito para poder reciclarlo.
“Extraídos los elementos a descontaminar (aceites y gases en el caso de los frigoríficos y congeladores, por ejemplo) se inicia un proceso de desmontaje y/o fragmentación para separar los diferentes materiales de los RAEE: metales férricos, metales no férricos, cristales y plásticos, principalmente”, añade Serrano.
Así, los materiales separados, en función de la calidad y pureza de su separación, son destinados a su venta a fundiciones para introducirlos nuevamente en el ciclo productivo, alimentando lo que se denomina economía circular.
La mala gestión previa para el reciclado de electrodomésticos
Históricamente y mucho antes de la entrada en funcionamiento de los SCRAP los electrodomésticos no se gestionaban. En la mayoría de casos se les extraían los metales que podrían aprovecharse (fundamentalmente la chapa y el motor) mientras que el resto se enviaba, en su mayoría, al vertedero.
Esos metales siguen estando en los vertederos bajo toneladas de otra basura sin valor. De hecho, la Federación Española de Comerciantes de Electrodomésticos (FECE), realizó un estudio donde revelaron la potencialidad de reciclar 48 ordenadores.
“Todos estos ordenadores pesan del orden de una tonelada y, su reciclado, permitiría recuperar 538 kilos de metales, entre otros hierro, cobre y aluminio; 221 kilos de vidrio, 202 de plástico y 0,0048 gramos de metales preciosos”, apuntan desde la FECE.
Pero es en el caso de los teléfonos móviles, que los datos dan pie a la reflexión. “Con 10.000 móviles, que pesarían alrededor de una tonelada, podríamos recuperar 620 kilos de plástico de diferentes calidades, 250 kilos de metales como aluminio y cobre y hasta 8 gramos de metales preciosos como plata, oro y paladio”, explican.
Retos ambientales para mejorar la economía circular
Sin embargo, el sector de electrodomésticos tiene retos pendientes como facilitar el desmontaje de los electrodomésticos para alargar su vida útil, asegurando el derecho a la reparación, así como “consolidar las cantidades anuales que se vienen recogiendo selectivamente de RAEE en España”, explican desde ECOLEC.
“Así mismo, -continúan- se deben integrar las obligaciones de documentación y trazabilidad que impone la normativa medioambiental en nuestros procesos operativos y de gestión y continuar la labor de divulgación y concienciación sobre la necesidad de canalizar adecuadamente estos residuos para no perder los recursos que en ellos se contienen”.
Te invitamos a contactar con las plataformas RAEE de tu comunidad autónoma para la correcta gestión del reciclaje de móviles o electrodomésticos. El proceso es sencillo y no tiene coste alguno. ¡Cuéntanos tus apreciaciones o dudas en los comentarios!
