El ser humano es curioso por naturaleza. Desde sus comienzos, este mamífero inquieto ha sentido la necesidad de escalar montañas, explorar selvas y desiertos, navegar los mares o viajar al espacio. En definitiva, llegar más lejos.
Y teniendo en cuenta que más del 70% de la superficie terrestre es agua, es lógico pensar que esta curiosidad insaciable también pusiera sus ojos en las profundidades marinas. De hecho, yacimientos arqueológicos demuestran que los primeros pobladores de la Tierra ya se zambullían en el océano para buscar alimentos. Un ejemplo claro son las tribus de la Polinesia, que practican el buceo desde tiempos inmemoriales.
Durante la historia de la exploración submarina, el ingenio humano ha inventado distintos artefactos para permanecer más tiempo debajo del agua. Sin duda, el ingenio que estableció un antes y un después en el buceo es la escafandra autónoma, creada y popularizada por el oficial de la armada francesa Jacques-Yves Cousteau. En este artículo hablaremos de este extraordinario investigador, biólogo y divulgador del fascinante mundo que se encuentra debajo del mar.
Los orígenes de la exploración submarina
Las primeras noticias de inmersiones submarinas son del año 168 A.C., cuando se utilizaron buzos para recuperar el tesoro de Perseo, último rey de Macedonia. Ya en sus escritos, el filósofo Aristóteles habla de dos tipos de aparatos de inmersión: un tubo respirador parecido al actual snorkel y la lebeta, un gran recipiente metálico que se colocaba invertido en el agua y que almacenaba un cierto volumen de aire, suficiente para que uno o dos buzos pudieran permanecer sumergidos durante más tiempo.
Bocetos de Leonardo da Vinci para la inmersión submarina.
Saltando hasta el Renacimiento, el genio Leonardo da Vinci también se vio cautivado por la exploración marina, tanto que en sus bocetos podemos encontrar varios aparatos subacuáticos e incluso un traje completo de buzo. En el siglo XVII surgen las campanas de buzo, como una evolución de la lebeta de Aristóteles, que recibían suministro de aire desde la superficie. En el siglo XIX, el alemán Augustus Siebe inventa la famosa escafandra, un equipo de buceo completo que consiste en un casco con “ventanas” de vidrio para ver en las profundidades junto con un traje impermeable que protege al buzo del frío y la humedad. La escafandra recibe aire desde la superficie bombeada a través de tubos.
De esta forma, la escafandra permite extender significativamente el tiempo de exploración submarino, aunque presenta dos condicionantes fundamentales: por un lado, el peso, que dificulta los movimientos en el lecho marino y por otro la falta de autonomía, al depender siempre de un suministro constante de aire desde la superficie.
Tenemos que esperar más de 100 años para encontrar el artefacto definitivo que dé respuesta a las limitaciones de la escafandra de Siebe. En 1943, el teniente de navío francés Jacques-Yves Cousteau y el ingeniero Emile Gagnan, inventan la escafandra autónoma.
Este sistema, al que denominan Aqualung, consiste en un regulador que suministra aire a presión ambiente al buzo, aire que se encuentra comprimido en botellas. Cousteau completa este invento con la máscara que cubre los ojos y la nariz, las aletas de goma y el cinturón de plomo que sirve para compensar la flotabilidad natural del cuerpo y favorecer la inmersión. Gracias a este invento debemos la popularización del buceo como práctica deportiva.
El mundo submarino de Jacques Cousteau
Jacques Cousteau buceando con su aqualung (Imagen de The Cousteau Society).
Posteriormente, Cousteau diseña la primera cámara cinematográfica destinada especialmente para grabaciones submarinas y dirige y protagoniza varias series documentales y largometrajes. Gracias a la escafandra autónoma, denominada comúnmente como “equipo de buceo” y la cámara subacuática, el militar francés se convierte en el gran divulgador de los ecosistemas marinos, protagonizando documentales y diversos largometrajes.
Dentro de sus trabajos más destacados se encuentra la serie documental para televisión “El Mundo Submarino”, que se emite entre 1966 y 1976 y que muestra, por primera vez, tomas submarinas en televisión, todo un reto técnico en aquellos momentos. A bordo del Calypso, su icónico barco, el Comandante Cousteau lleva a todos los hogares del mundo las maravillas que se esconden en las profundidades, fomenta el respeto a los ecosistemas marinos e inspira a millones de buceadores profesionales y recreativos.
Padre del ecologismo submarino, Cousteau denuncia el mal estado de los mares, en concreto el del Mediterráneo, a partir de los años 70, y llama a la acción popular para revertir la situación: “Mi esperanza está en que la opinión pública haga presión en los gobiernos”. Sus trabajos de divulgación y conservación del medio marino, “la última frontera de exploración del Planeta”, le valieron incontables premios y reconocimientos internacionales.
Te invitamos a conocer más sobre la vida de este icónico divulgador científico que ha revolucionado la forma de ver y conocer el fondo marino. ¿Ya conocías a Jacques Cousteau?, ¿qué te parece su obra? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!