Las etiquetas ecológicas son distintivos voluntarios que identifican productos o servicios que cumplen una serie de criterios de sostenibilidad ambiental.
Estos indicadores no solamente destacan la sensibilidad ambiental del bien de consumo, si no que sirven también para diferenciarlo de otros productos de su misma categoría.
Las normas internacionales ISO 14021, 14024 y 14025, establecen tres tipos de etiquetado ecológico:
Las Ecoetiquetas (tipo I), son otorgadas por una tercera parte que ejerce como entidad certificadora y abarcan todo el ciclo de vida del producto o servicio: diseño, fabricación, distribución, uso y disposición final. Las autodeclaraciones ambientales (tipo II), son indicaciones proporcionadas por el propio fabricante, sin certificadores independientes. Finalmente, las declaraciones ambientales (tipo III), consisten en un inventario de los impactos ambientales causados por un producto en base a un análisis de ciclo de vida (ACV), verificado por un certificador independiente.
Las que ofrecen información relevante para el consumidor son las de tipo I y tipo II, de esta forma, el ciudadano puede identificar aquellos artículos preferibles desde un punto de vista medio ambiental. A continuación vemos algunos ejemplos.
Ecoetiquetas tipo I: Etiqueta Ecológica Europea (EU Ecolabel)
Logo Etiqueta Ecológica Europea
La Etiqueta Ecológica Europea (EEE) es el sistema de etiquetado ecológico voluntario, creado por la Unión Europea en 1992. Su objetivo es promover bienes de consumo que tienen un bajo impacto ambiental con respecto a otros productos de su misma categoría. Este objetivo se alcanza proporcionando a los consumidores información contrastable y con base científica.
La EEE es una etiqueta de tipo I, pasa un proceso de certificación y abarca todo el ciclo de vida de distintos productos como pinturas y barnices, equipamiento electrónico, jardinería, limpieza, lubricantes, muebles, complementos del hogar, papel, recubrimientos, ropa y servicios de alojamiento turístico.
Algunos estados europeos como Alemania o Noruega, han creado sus propias etiquetas ecológicas de tipo I:
“El ángel azul”, etiqueta ecológica tipo I alemana
“El cisne nórdico”, ecoetiqueta de Noruega
Etiquetas tipo II: autodeclaraciones ambientales
Las etiquetas tipo II no abarcan todo el ciclo de vida del producto o servicio, si no que se centran en una o varias etapas del mismo: fabricación, comercialización, uso y gestión al final de su vida. Es habitual que estas etiquetas hagan referencia a aspectos como la reciclabilidad del producto o envase o las emisiones de CO2 durante la fase de fabricación.
La banda de Moebius, símbolo del reciclaje, indica que un producto o un envase es de material reciclado y es reciclable una vez usado. Dentro de esta etiqueta, de forma optativa, puede indicarse el porcentaje de material reciclado usado durante la fabricación.
Símbolo del reciclaje
Etiquetas tipo III: declaraciones ambientales
En estas etiquetas, el fabricante del producto informa de forma voluntaria sobre su comportamiento ambiental en todas las fases del ciclo de vida. Estas etiquetas, a diferencia de las de tipo I y tipo II, no indican el cumplimiento de requisitos mínimos pero sí necesitan la certificación de una entidad autorizada.
Un detalle a destacar del etiquetado ecológico, es el carácter voluntario y no legalmente obligatorio. Símbolos ambientales presentes en productos como, por ejemplo, el Punto Verde, que garantiza el cumplimiento de la ley de envases, o el certificado de eficiencia energética de los electrodomésticos, responden a obligaciones legales y no se consideran técnicamente etiquetas ecológicas.
Sellos de calidad y etiquetas Semi Tipo I
Otro grupo de etiquetas muy común, son las denominadas Semi Tipo I. Estas etiquetas son concedidas por asociaciones, no tienen por qué cubrir todo el ciclo de vida del producto y se refieren a aspectos ambientales que estas asociaciones consideran como prioritarios. Este tipo de etiquetas son fácilmente reconocidas por los consumidores como por ejemplo:
Etiqueta Forest Stewardship Council
Etiqueta FSC, concedida por el Forest Stewardship Council, cuyo objetivo es identificar los productos procedentes de bosques gestionados de forma sostenible. Aparece en artículos de uso habitual en nuestros hogares: papeles, muebles, envases de cartón, etc.
Sello de agricultura ecológica europea, concedido por los comités de agricultura ecológica territoriales, indica que un determinado alimento ha sido producido de acuerdo a técnicas agrarias concretas sostenibles medioambientalmente, por ejemplo, evitando el uso de productos químicos o antibióticos.
Etiquetado de la UE para distinguir los alimentos ecológicos
Así que recuerda, un símbolo o etiqueta puede desvelarnos mucha información sobre la sostenibilidad de un producto.