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Reciclaje en Japón: Mottainai, la filosofía de residuo cero

Japón es una maravillosa peculiaridad: gran potencia industrial y tecnológica, con una cultura y gastronomía tremendamente reconocibles y, por qué no decirlo, exitosas internacionalmente (¿quién no ha leído un manga o comido sushi alguna vez?), lo que contrasta con su situación geográfica. Pero Japón tampoco podía dejar de ser una peculiaridad en cuanto al  reciclaje y la filosofía mottainai de residuo cero, ¿te pica la curiosidad?

El archipiélago japonés está formado por cuatro grandes islas, Hokkaido, Honshu, Shikoku y Kyushu. Este aislamiento durante siglos favoreció el desarrollo de una filosofía, un esquema de valores y una cultura muy peculiar basada en la armonía, el respeto a las jerarquías y el sentimiento colectivo frente al individualismo. 

La densidad demográfica de Japón es 3 veces superior a la española: 126 millones de personas viven en el archipiélago y 38 millones solo en la metrópolis de Tokio, una de las áreas más densamente pobladas del mundo. El nivel educativo es muy alto y las diferencias salariales bajas, por lo que se considera que el 90% de la población es clase media. País de contrastes, presenta la mayor esperanza de vida del mundo y, a la vez, el índice de natalidad más bajo, lo que provoca que su población tenga un grado alto de envejecimiento. 

La insularidad y lo escarpado del terreno (es un país muy montañoso), hace que la famosa industria nipona sea muy productiva pero altamente deficitaria en materias primas, dependiendo de importaciones de minerales, pero también de productos agroalimentarios, energéticos y forestales

maneki neko gato de la suerte japon

5 siglos del espíritu Mottainai

Separar correctamente y reciclar los residuos va más allá de una decisión individual, es una filosofía de vida que se representa con el término mottainai, que viene a significar algo así como ¡qué desperdicio! en Japonés. 

El origen de esta palabra se remonta al siglo XV y dentro de sus varios significados se encuentra la expresión de desagrado cuando algo no es usado correctamente o ha sido descartado innecesariamente. En su sentido pleno, mottainai no significa solo algo que se derrocha, si no un sentimiento de asombro por el hecho de hacerlo y una muestra de aprecio por los dones de la naturaleza

Entre los japoneses existe el rasgo de intentar utilizar algo durante toda su vida útil, reparándolo si es preciso. Esta cultura solidaria y respetuosa tiene representantes destacados como Marie Kondo, la gurú del orden japonesa que propone buscar nuevos hogares para las cosas que ya no necesitamos, una forma de evitar que se conviertan en mottanais. Este principio, que puede asociarse al famoso reduce reutiliza recicla, se ve también a la hora de comer, donde muchos consideran de mala educación dejar un solo grano de arroz en el cuenco. 

En noviembre de 2002 la revista Look Japan rescató el término a raíz de un artículo en el que hablaba con voluntarios en un hospital de juguetes, que utilizaban este término  para inculcar a los más pequeños el cariño a sus cosas. El término mottainai se ha ido volviendo más y más popular aprovechando el renacimiento de las tiendas de reparaciones, la cultura de la reutilización o los sistemas, cada vez más avanzados, de reciclaje de plásticos, aceites o aparatos eléctricos y electrónicos fuera de uso.  

farolillos tradicionales japoneses en el templo de Taito

El pueblo de Kamikatsu o los juegos olímpicos, ejemplos de mottainai.

De mottainai saben mucho en Kamikatsu, una pequeña comunidad de 2.000 habitantes en las montañas de la isla de Shikoku. Esta localidad se ha convertido en un referente mundial de sostenibilidad y aprovechamiento de recursos con unas tasas de reciclaje superiores al 80%. Las vecinas y los vecinos de Kamikatsu compostan sus residuos orgánicos en casa y clasifican el resto de desechos en hasta 34 categorías diferentes

Los residuos de papel y cartón se clasifican en contenedores diferenciados dependiendo de si son periódicos, revistas, folletos de propaganda o envases de cartón. Las botellas de plástico y los tapones se gestionan separadamente, al igual que los metales férricos y no férricos. 

Los habitantes de Kamikatsu retiran las etiquetas de los envases de vidrio y los clasifican según el color: verde, ámbar, blanco y otros. Además, disponen de una academia de reciclaje donde pueden aprender más sobre sostenibilidad o intercambiar artículos usados como prendas de vestir, aparatos eléctricos y electrónicos o juguetes.  

Otra muestra de mottainai lo tenemos en los recientes juegos olímpicos celebrados en Tokio, ejemplificado en las camas de la villa olímpica, fabricadas en cartón, los podios impresos en 3D a partir de plásticos recuperados en el mar o las medallas olímpicas fabricadas a partir de metales preciosos extraídos de residuos de pequeños aparatos eléctricos y electrónicos como teléfonos móviles.

Sea por su situación aislada, la amplia densidad de población, la destacada industria tecnológica o la cultura de grupo frente al individualismo occidental, Japón es un referente en la gestión de sus desechos

Cabe preguntarnos si la filosofía mottainai se exportará a todo el mundo siguiendo los pasos de otras manifestaciones culturales de este rico y fascinante país. ¿Te animas a ponerla en práctica?

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