A finales de 2019, la Presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, presentó el “Green Deal” (“Pacto Verde Europeo”), con el objetivo de alcanzar la neutralidad climática del continente en el año 2050. Una de las principales fuentes de emisión de gases de efecto invernadero surge del consumo de combustibles fósiles, por lo que la sustitución paulatina por fuentes de energía renovables y limpias es, sin duda alguna, una tarea prioritaria en la agenda comunitaria.
Continuamos con nuestra serie sobre energías, donde ya hemos hablado de energía éolica, solar o hidráulica, presentando una nueva fuente de energía renovable, la biomasa, y un tipo concreto de combustible que se obtiene a partir de ella: el biogás.
¿Qué es la biomasa?
Genéricamente, el término biomasa agrupa toda la materia orgánica que se obtiene directa o indirectamente de la fotosíntesis. A partir de los años 80, este término se ha ido asociando cada vez más a su uso como materia prima para obtener energía.
La biomasa que se utiliza actualmente en Europa incluye madera procedente de bosques, cultivos y residuos agrícolas, subproductos de la industria forestal y agrícola, cultivos herbáceos y leñosos, residuos orgánicos municipales y estiércol, y podría integrar algas y biomasa marina en el futuro.
Biomasa forestal. Foto de Bernard Hermant en Unsplash
De entre todos los tipos de biomasa, la madera ha sido desde siempre el más consumido. Con el paso del tiempo, la forma en la que se emplea esta madera ha ido cambiando desde la tradicional leña a otras más fáciles de manejar como las astillas o los pelets.
¿Para qué se usa la biomasa?
Los diferentes tipos de biomasa que se emplean para la producción de energía pueden ser clasificados en dos grandes grupos: especies agrícolas y forestales cultivadas expresamente para ser empleados como combustible (también llamados “cultivos energéticos”) y residuos orgánicos.
La energía puede obtenerse de forma directa, quemando la biomasa y liberando energía en forma de calor, o bien, transformando dicha biomasa en combustibles como el biogás, el bioetanol o el biodiesel.
¿Qué es el biogás?
Instalación para obtener biogás a partir de biomasa. Foto de Pixabay.
El biogás está compuesto principalmente por metano (CH4) y dióxido de carbono (CO2) que se obtiene a partir de la descomposición de la materia orgánica por medio de un proceso químico llamado fermentación anaerobia o en ausencia de oxígeno. Es importante recalcar la diferencia entre biomasa, que es la materia prima, y el biogás, el producto que se obtiene tras su fermentación.
El biogás es una fuente renovable de energía que puede producirse en instalaciones tanto a pequeña como a gran escala. Entre los tipos de biomasa más empleados para producir biogás se encuentran: los restos de cultivos, los residuos de origen animal, los cultivos energéticos, los lodos de las depuradoras de aguas residuales o los residuos orgánicos de origen doméstico.
Para producir biogás se suelen mezclar distintos tipos de biomasa. Por ejemplo, en países como Alemania o Austria es fácil encontrar pequeñas instalaciones agrícolas y ganaderas que generan su propio biogás aprovechando diversos residuos animales (estiércoles y purines, principalmente) o vegetales, como restos de poda. Estos materiales se introducen en un digestor, un contenedor en el que no entra oxígeno y que proporciona un entorno favorable para que los microorganismos hagan su trabajo descomponiendo la materia orgánica.
¿Para qué se usa el biogás?
El componente principal del biogás es el metano. Por ello, el biogás es empleado como sustituto del gas natural, una fuente de energía no renovable, tanto como fuente de energía térmica y eléctrica como combustible para vehículos.
Durante los últimos años se ha avanzado en el estudio de distintas técnicas para incrementar la producción de biogás y reducir las emisiones a la atmósfera como, por ejemplo, las pilas de combustible.
¿La biomasa es una fuente de energía renovable?
Una cuestión no exenta de polémica. La biomasa se considera una fuente de energía renovable ya que la cantidad disponible está en continua regeneración. También es considerada neutral en cuanto a emisiones de gases de efecto invernadero.
No obstante, en los últimos años, varios grupos de investigación cuestionan el carácter renovable, afirmando que la recolección de biomasa puede afectar a la capacidad de los bosques de eliminar el carbono de la atmósfera a corto plazo, especialmente si la demanda aumenta.
La importancia de esta fuente de energía en el entorno europeo es alta. Como muestra, indicar que la biomasa fue la principal fuente de energía renovable en el conjunto de la Unión Europea durante el año 2018, representando el 56,6% del total del consumo de energía renovable anual.
Y ahora que has llegado al final de este post, ¿sabías que la biomasa era tan importante como fuente energética que produce electricidad y calor en estas cantidades? Si tienes más dudas sobre el aprovechamiento energético de la biomasa no dudes en dejarnos tus comentarios.
