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Conoce todos los usos del corcho

Los infinitos usos del corcho

Si alguien dice corcho, posiblemente lo primero que te viene a la cabeza son los tapones de las botellas de vino o de cava. Sin embargo y mucho más allá de ellos, veremos que son muchos sus usos y propiedades que tiene.

Pero antes de todo, ¿de dónde viene el corcho?

El corcho es un material natural obtenido de la corteza del alcornoque (Quercus suber), un árbol que crece principalmente en el sur de Europa y en la costa oeste de África.

La corteza de este árbol es extraída en capas y se utiliza para fabricar una amplia variedad de usos y productos, desde tapones de botella hasta revestimientos de paredes y suelos.

Para que la corteza tenga un grosor suficiente para poder hacer tapones, es necesario que pasen entre 30 y 40 años desde que el alcornoque se plantó. Posteriormente, cada 10 años se podrá realizar una nueva extracción. Si de media un alcornoque vive unos 200 años, se podrán realizar hasta 17 extracciones de corteza. 

El corcho tiene una estructura celular cerrada y porosa, compuesta por células pequeñas y vacías rodeadas por una pared gruesa y resistente. Esta estructura celular es la responsable de las propiedades únicas del corcho, como la impermeabilidad, la ligereza y la capacidad de aislar tanto térmica, debido a su baja conductividad, como acústicamente.

Se trata de un material sostenible, 100 % natural, de origen local y renovable. Además de no requerir ningún tipo de tratamiento posterior a su extracción.

Otra de las ventajas derivadas del cultivo del corcho es la creación de puestos de trabajo en la España rural. Unos trabajos abarcan toda la vida del alcornoque, desde la siembra y cultivo hasta su comercialización. 

Historia y usos del corcho

La historia del uso del corcho como material data de hace más de 2.000 años, cuando los romanos lo utilizaron para hacer envases y botellas.

Durante siglos, el corcho ha sido valorado por sus propiedades únicas, como su impermeabilidad, ligereza y capacidad para aislar.

En la Edad Media, el corcho se utilizó en la construcción de iglesias y palacios como aislante acústico, y en el siglo XIX se popularizó su uso en tapones de botella de vino. Y es que el corcho es un repelente natural debido a su impermeabilidad.

La corteza del alcornoque es naturalmente resistente a la penetración de líquidos y gases, lo que la hace ideal como repelente de líquidos en aplicaciones como tapones de botella, sellos de corcho y revestimientos de suelos y paredes. También es resistente a la humedad y al crecimiento de moho, lo que lo hace útil como material de construcción y decoración.

Sin embargo, más allá de los usos más tradicionales, el corcho tiene muchas otras aplicaciones como pizarras, productos de artesanía, material de amortiguación y sellado, ropa y accesorios y suelas de zapato. Y es precisamente su uso en accesorios y suelas de zapato una aplicación poco conocida.

Uno de los primeros en utilizarlo como suela fue del italiano Salvatore Ferragamo que, en 1927, utilizó este material para los zapatos de cuña.  James Ferragamo, nieto de Salvatore, detalla que «el corcho es un producto que crece en los árboles. Se quita la corteza del alcornoque, se corta alrededor de la superficie y se pela una capa, y luego vuelve a crecer. Es una forma de cultivo muy antigua, completamente renovable y que protege la biodiversidad«. Hoy día, también fabrican bolsos y otros complementos con esta materia prima.

Ciclo de vida del corcho

Además de tratarse de un producto local y 100 % local es reciclable y tiene una huella de carbono prácticamente cero, especialmente si la comparamos con otros elementos de aislamiento utilizados en construcción, muchos derivados del petróleo y fabricados a miles de kilómetros. Son estas bondades del corcho que lo hacen muy útil en construcción. 

A día de hoy, la construcción es la causante del 35 % de las emisiones de gases de efecto invernadero de la Unión Europea. Es por ello que, desde diferentes estamentos, tanto públicos como privados, se está trabajando en el uso de nuevas tecnologías y materiales para reducir la huella de carbono de la vida del edificio.

Entre estos materiales se encuentra el corcho, las cenizas de biomasa en mortero o el kenaf, planta fibrosa, nativa de África donde se ha utilizado tradicionalmente como alimento y fibra y ahora en bioconstrucción. Uno de los equívocos es pensar que, proviniendo de un árbol, el corcho quema fácilmente. Nada más lejos de la realidad. De hecho, está clasificado como clase E, de acuerdo al sistema EUROCLASS (EN 13501-01) basado en diferentes pruebas armonizadas. 

En los zapatos, como material de construcción, en tapones… los usos del corcho son múltiples. ¿Ganas de conocer alguno más? Echa un vistazo a este video:

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¿Conocías todas las cualidades y usos del corcho?, cuéntanos.

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