La invasión de Ucrania ha hecho tambalear algunas de las estrategias fundamentales de la Unión Europea, especialmente la estrategia energética. Los 27 Estados miembros han sido conscientes, súbitamente, que la excesiva dependencia del gas ruso puede suponer una amenaza directa sobre el Viejo Continente.
Es por ello que, hace unos días, la Comisión Europea ha puesto en marcha el Plan REPowerEU con la voluntad de “reducir rápidamente la dependencia de los combustibles rusos y avanzar rápidamente hacia una transición ecológica”, explica la entidad.
Apuesta por las renovables: el poder de la energía solar
¿En cifras? Duplicar la producción de energía solar fotovoltaica de aquí a 2025; obligatoriedad de instalar paneles en edificios públicos y de nueva construcción o apostar por el hidrógeno verde, son solo algunas de las propuestas.
Sin embargo, la apuesta por las energías renovables por parte de la Unión Europea viene de lejos, aunque no siempre con la intensidad de ahora, empujados por las circunstancias actuales.
Esta inversión sostenida en el tiempo está dando sus frutos. El primero fue el pasado 2 de abril, cuando España vivió uno de esos instantes históricos: vivir del 100 % renovable durante una hora.
Esta ventana al futuro, aunque efímera, nos permite ver lo que podría ser una realidad sostenida que muchos antojaban lejana. Esta situación también se produjo en el California.
El estado más poblado de Estados Unidos, el 30 de abril, cuando a la práctica el 100 % de la demanda (un 99,87 %) se cubrió con energías renovables, especialmente la solar.
¿Puede Europa vivir de las energías renovables?
Más allá del hito, conviene leer entre líneas. Tanto el caso español como el californiano para alcanzar las cuotas de cobertura total de energías renovables, se han dado una serie de circunstancias casi místicas.
El poco uso del aire acondicionado por temperaturas suaves o unas exportaciones energéticas elevadas a Francia explicarían parte de este hecho histórico. Pero no hay que quitarle trascendencia a lo que es un punto de inflexión en el suministro de energía renovable al consumidor.
Sin embargo, si rascamos un poco más en el caso español, observamos el desequilibrio que hay en la implantación de renovables según el territorio. La implantación de la misma, en forma de campos solares o eólicos, a veces choca con intereses ambientales o agronómicos.
Cómo se divide la distribución de las energías renovables en España
De todas las Comunidades Autónomas, a la cabeza se encuentra Castilla y León y Galicia. Ambas suman más del 35 % de la potencia instalada en España.
En el otro extremo de la tabla se encuentran las Islas Baleares. “En 2021 la energía renovable que generó Ibiza fue del 0,38%, mientras que Formentera fue del 18,35%”, explican desde el Instituto Balear de Estadística.
“Ibiza está muy lejos de alcanzar el 35 % de energías renovables que establece la Ley Balear de Cambio Climático”, asevera Juan Pedro Yllanes, conseller de Transición Energética, Sectores Productivos y Memoria Democrática del Govern de les Illes Balears.
La idea de crear pequeñas (y no tan pequeñas) islas energéticas no es algo nuevo, como tampoco lo son las reivindicaciones, muchas de ellas históricas. Es el caso del documental Ibiza y Formentera 100 % renovables.
Se estrenó en 2015, aunque podía haberse grabado hace algunas semanas porque los retos siguen ahí, intactos.
¿Cómo acumulamos la energía?
Más allá del problema de las limitaciones obvias de las energías renovables: la ausencia de sol o de viento para poder producirla, se une otro, que es extensivo a cualquier tipo de energía: el almacenamiento una vez que esta se ha producido.
Y es que la energía eléctrica, hasta la fecha, no se puede almacenar en elevadas cantidades. A este hecho se suma que la producción energética no se puede adaptar al 100% a la demanda de mercado y que, una parte, esté condenada a perderse una vez se ha generado.
Es por ello que se están buscando fórmulas para poder almacenarla de una forma masiva y, por qué no, también sostenible. Y una de ellas es la que se está ejecutando en Gran Canaria. El Salto de Chira es una central hidroeléctrica de bombeo.
“En 70 meses y una aportación de 400 millones de euros, supondrá, cuando esté terminada, un ahorro de 122 millones de euros anuales y un paso de gigante para descarbonizar Canarias en 2040”, explicó la ministra de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera.
El reto energético se ha puesto repentinamente sobre la mesa como un tema de vital importancia. Sea renovable o no, la mejor energía es la que no se consume, por lo que apostar por el ahorro energético es la mejor estrategia para hacer un consumo responsable de la misma y cuidar del planeta.
Y tú, ¿realizas acciones encaminadas a generar un ahorro energético en tu hogar y fuera de él? ¡Cuéntanoslo en los comentarios!
