Tras casi dos años de retraso, la Asamblea Ciudadana para el Clima celebrará su primera sesión el 20 de noviembre, tal y como ha aprobado el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfica (MITECO).
En este post contamos qué es, quiénes son sus integrantes, y cómo podría mejorarse.
Qué es la Asamblea Ciudadana para el Clima
La Asamblea Ciudadana para el Clima es “una forma de democracia directa, de hacer partícipe a la ciudadanía del cambio climático, un problema global y complejo que trasciende a los políticos”, asegura Fernando Valladares, investigador del Museo Nacional de Ciencias Naturales (MNCN-CSIC), y que forma parte del grupo de expertos de la misma.
Y es que, como señala el último Eurobarómetro, para un 89% de la población española es un problema “muy grave”.
La iniciativa, que ya pusieron en marcha Francia y Reino Unido en 2020, se basa en las asambleas ciudadanas, utilizadas desde hace 25 años a nivel mundial, especialmente para cuestiones que polarizan la sociedad.
Agnès Delage, catedrática de historia contemporánea de la Universidad Aix Marseille (Francia), recuerda que así se aprobó la ley del aborto en Irlanda: “los ciudadanos informados evolucionaron y cambiaron sus posturas iniciales”. Así, una de sus principales ventajas es la representatividad social real: “sus miembros, entre 100 y 200, se seleccionan con un sorteo que integra voces a menudo infrarrepresentadas en el parlamento”, subraya dicha experta.
Quiénes forman la Asamblea Ciudadana para el Clima
La Asamblea Climática de España estará compuesta por 100 personas elegidas al azar, que recibirán una remuneración de unos 650 euros, aunque la cifra todavía no está cerrada, como apunta Climática, el medio digital especializado en la emergencia climática.
Se prevén 6 sesiones, una por mes y en fin de semana y, a diferencia de Francia o Reino Unido, será virtual, aunque el MITECO deja la puerta abierta a que pueda haber alguna sesión presencial.
La estructura de la Asamblea
La estructura de la Asamblea será la siguiente: un Panel de coordinación formado por el Basque Center for Climate Change (BC3) y la Red Española de Desarrollo Sostenible (REDS); un grupo de expertos formado por 11 mujeres y 5 hombres (como el mencionado Valladares); un equipo técnico para garantizar la selección de participantes al azar; y un equipo de personas facilitadoras del proceso participativo.
Puntos débiles y cómo mejorarlos
Extinction Rebellion (XR), el movimiento social presente en 72 países contra la emergencia climática, considera esta asamblea un “bla, bla bla” del Gobierno, parafraseando el reciente discurso de la activista Greta Thunberg en el foro de la Juventud por el Clima de Milán antes de la COP 26 de Glasgow.
Varios miembros de XR realizaron una huelga de hambre para reclamar al gobierno español una asamblea climática “con objetivos ambiciosos de transformación y poder real en la toma de decisión pública”. En este sentido, como subraya Valladares, sus decisiones no son vinculantes para el Gobierno: “acabará formándose ley, en el mejor de los casos, con un 5-10% de las propuestas que tanto esfuerzo han costado”.
La representatividad de sus participantes es otro de sus puntos débiles. El experto del MNCN-CSIC señala que su elección “no ha sido del todo al azar ni transparente como se ha dicho”. Tampoco convencen al investigador el número de representantes y la forma de reunirse: “La asamblea española tiene 100 personas, cuando se manejan 150 en otros países. Además, está planteada online”. Cabe recordar que en Francia o Reino Unido fueron presenciales incluso en plena pandemia.
En opinión de Delage, la asamblea francesa “deliberó y tomó resoluciones fuera de las influencias de los grupos de presión económicos que tanto paralizan actualmente las políticas públicas”. Este vídeo de varios miembros de la asamblea francesa – que ha tenido más de 100.000 visualizaciones en YouTube-, destaca las 150 propuestas ciudadanas que el presidente galo Emmanuel Macrón se comprometió a transmitir “sin filtro”:
Otro gran problema en la Asamblea climática española, según la catedrática universitaria, es que no se fijó un objetivo de descarbonización, como en Francia y Reino Unido, “sino una pregunta muy vaga, ¿cómo hacer España más segura?”.
El investigador del MNCN-CSIC añade los problemas de comunicación para que la sociedad conozca esta asamblea y sus acciones.
La catedrática de Aix Marseille recuerda que en Francia y Reino Unido vinieron expertos independientes de diferentes campos para explicar la crisis climática y ecológica, y después se escucharon miembros de la sociedad civil y de la patronal: “Estas sesiones tuvieron una masiva difusión a nivel nacional, colocando la crisis ambiental y la justicia climática en el centro de la agenda mediática y suscitando adhesión y participación más allá de los ciudadanos sorteados, gracias a un dispositivo de participación digital”.
En definitiva, como señalan los expertos consultados, la Asamblea Ciudadana para el Clima podría mejorar de la siguiente manera:
Mayor peso de sus deliberaciones en las decisiones gubernamentales.
Más participantes y con una representatividad más real e independiente.
Fijar objetivos de descarbonización concretos.
Mejor comunicación de sus acciones a la sociedad.
¿Crees que la Asamblea Ciudadana para el Clima cumplirá este año sus metas en España?, ¿te parece que la organización del evento es todo lo clara que podría ser para aunar a todos los actores clave en el cambio climático en nuestro país? ¡Déjanos un comentario y cuéntanos qué te parece la iniciativa!