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Calor en la tierra y en el mar

Un comienzo tardío pero con temperaturas elevadas, así podemos definir el transcurso del verano 2023, donde hace calor tanto en la tierra como en el mar.

El Atlántico y el Mediterráneo están registrando temperaturas anormalmente altas

El verano ya ha empezado y con el vienen, como podía ser de otra manera, las altas temperaturas. Ya estamos metidos de hecho en el periodo canicular, la época del año climatológicamente más cálida que discurre entre el 15 de julio y el 15 de agosto. En verano hace calor, y es cierto, pero cada vez hace más, y eso es irrefutable.

Los datos tomados con termómetros oficiales y homologados no dejan dudas, nuestros veranos son cada vez más cálidos. Este año ya hemos vivido varios días de más de 40ºC y las noches son sofocantes, un hecho también demostrado que ha ido en aumento. Las olas de calor son más recurrentes y con ellas sus efectos indeseados como los incendios forestales.

La Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos (NOAA, por sus siglas en inglés), el pasado lunes, 3 de julio, se alcanzó la temperatura media del planeta más alta desde que existen registros. No es mentira decir que el día más cálido registrado en nuestro planeta en la historia reciente lo hemos vivido hace unas semanas, y por supuesto los datos también incluyen al hemisferio sur donde es invierno.

El récord anterior en esta temperatura superficial del planeta se alcanzó el 24 de julio de 2022, con un valor de 16,92ºC. Sin embargo, esta vez se ha superado la barrera de los 17ºC, llegando a los 17,01ºC, cerca de 2ºC por encima de los valores normales. No olvidemos que el Acuerdo de París intentaría dejarnos por debajo de 2ºC y en medida de lo posible en 1,5ºC de aumento, pero ya parece que lo hemos sobrepasado. 

El agua también está que arde

En las últimas semanas el Atlántico está sufriendo un calentamiento sin precedentes. La anomalía en el Atlántico norte está siendo de hasta 1,5ºC por encima de lo que sería normal. Aunque pensemos que esta temperatura es poco importante, lo cierto es que tiene un gran impacto en la biodiversidad, las corrientes e incluso en fenómenos meteorológicos extremos que tendrán más posibilidad de formarse en las próximas semanas.

Temperatura del agua en Atlántico Norte. Gráfico del profesor Eliot Jacobson

El Mediterráneo tampoco está escapando a estos calores. Este lunes se alcanzó un nuevo récord: hasta 29 grados en la superficie del agua en las Islas Baleares. Las costas del sureste español alcanzaron más de 27ºC media, un valor varios grados por encima de lo normal.

Desde la Fundación Aula del Mar Mediterráneo, advierten que “este incremento, sumado a la elevada temperatura ya existente en las capas superficiales de forma permanente, junto a la acidificación del agua por acumulación de CO2, está imposibilitando la formación de exoesqueletos, como las conchas de moluscos, crustáceos, equinodermos, corales y otros organismos marinos, su reproducción y muchos de sus procesos metabólicos”.

A consecuencia de estas subidas de temperatura, algunas poblaciones sufren graves episodios de mortandad. “Una de las más afectadas son las praderas de posidonias (Posidonia oceánica) y otras especies marinas, que pierden de forma inmediata la capacidad fotosintética” nos ha explicado Juan Antonio López, presidente de la Fundación.

Además Juan Antonio alerta de que con este calor “se abre la puerta a la llegada de especies invasoras que encuentran un aliado para su establecimiento en las nuevas aguas más cálidas, con la alteración ecológica que eso supone”.

Esta realidad que estamos viviendo, tendrá algún tipo de consecuencia. Todo este calor es una forma de energía que podrá ser un ingrediente para fenómenos meteorológicos adversos las próximas semanas o meses. Nuestro planeta está cambiando y le estamos produciendo una enfermedad crónica. Ya tiene fiebre.

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