Tú. Sí, tú. Tú que vas a la compra con la bolsa de tela. Tú que sabes que el mejor residuo es el que no se produce, que las luces encendidas son para Las Vegas y que la bici es una extensión de tu cuerpo, centauro urbano.
Tú que estiras todo lo que puedes la vida útil del teléfono y que compras a granel a proveedores locales. Tú que estás más que bien informado sobre descarbonización, transición ecológica y calentamiento global.
Y, a pesar de todo, te has ganado la fama de pesado entre tu familia y tus amigos cada vez que ves un residuo mal separado o el piloto rojo de la tele encendido. Informas, señalas y, para qué negarlo, regañas un poco.
Pero parece que la cosa no cala. Te encantaría ser el evangelizador ambiental de tu círculo pero tropiezas siempre con la misma piedra. ¡Si hasta tu tío te llamó “hippy” en Nochebuena por apagar las luces del árbol!
Vamos que, por si no te has dado cuenta, tu estrategia no funciona. Pero no te preocupes, no estás solo. Convertirte en el gurú verde de la familia puede ser fácil si aprendes de los grandes. Abre bien los ojos e inspírate con los consejos de estos iconos del cine.
El maestro Yoda en La Guerra de las Galaxias
En “El Imperio Contraataca”, la segunda de las películas de la memorable primera saga de Star Wars, Luke Skywalker viaja al insalubre planeta de Dagobah para entrenarse como Jedi con el maestro Yoda. Tras un aterrizaje de emergencia en una ciénaga recibe la visita de un humanoide verde de medio metro. Contra todo pronóstico, la pequeña criatura resulta ser el famoso Yoda que instruye a Luke en el dominio de la Fuerza.
Yoda no destaca por su léxico amplio y presenta serias dificultades a la hora de construir una frase con sujeto, verbo y predicado, pero da grandes lecciones de sabiduría como que el tamaño no importa o los peligros del lado oscuro de la Fuerza. Frases como “Imposible nada es. Difícil, muchas cosas son” o “Poder hablar, inteligente no te hace” son útiles en nuestro día a día. Informar sin intentar convencer y estar siempre dispuesto a escuchar los argumentos de los demás con humildad, son vías que ayudan a tender puentes y acercar posturas.
El Señor Miyagi de Karate Kid
El adolescente y un poco retraído Daniel LaRusso se muda con su madre a Los Ángeles y todo va más o menos bien hasta que entabla amistad con Ali. Esto no le hace ni pizca de gracia a su novio, Johnny, motorista y karateka, que le hace un bullying de libro, además de cocinarle una ensalada de patadas giratorias. Escapando de los matones la noche de Halloween, Daniel conoce al Señor Miyagi, el anciano conserje japonés de su bloque de viviendas.
Pero resulta que el pequeño japonés es un gran maestro de las artes marciales y acoge como pupilo al bueno de Daniel, al que instruye en el mundo del karate con métodos sutiles como atrapar moscas con palillos o encerar coches. Finalmente, Daniel se proclama campeón del torneo local de karate derrotando al camorrista Johnny.
“Dar cera, pulir cera” es una de las frases icónicas del Señor Miyagi y viene a decir que la disciplina y la paciencia son vitales para conseguir nuestros objetivos. Así que no te desesperes cuando te sientas incomprendido. Sigue poco a poco encerando en verde con la mano derecha y puliendo con la izquierda. Y no olvides respirar profundamente.
Morfeo en Matrix
Uno de los taquillazos del cambio de milenio. En Matrix, el guaperas Keanu Reeves interpreta a Neo, un pirata informático que contacta con Morfeo, un misterioso personaje que le explica que, en realidad, el mundo que percibimos es falso, una simulación dentro de un sistema llamado Matrix.
Morfeo pretende reclutar a Neo, al que considera el elegido para liberar a la humanidad de la esclavitud de Matrix, así que le da la posibilidad de elegir entre dos pastillas, una roja y otra azul. La roja le hará consciente de la realidad de Matrix mientras que la pastilla azul le mantendrá en el mundo simulado. Neo escoge la roja y se monta la marimorena, como no podía ser de otra forma.
Pocas cosas hay más fuertes que una conclusión a la que llegas por cuenta propia. En cambio, muchas veces tendemos a imponer nuestro criterio justificado en mil argumentos racionales. Informar sin ser pesado está muy bien, pero a lo mejor deberías hacer el test de las dos pastillas de Morfeo y dejar que tus amigos o familiares escojan.
Esperamos que los consejos de estos grandes sabios de ficción te sirvan de inspiración en tu proceso de evangelizador ambiental. Y si alguna vez desesperas, recuerda las palabras del maestro Yoda: “Hazlo o no lo hagas. Pero no lo intentes“.