Este verano se ha llevado la palma. Empezamos con unos terroríficos incendios en Canadá cuya nube de humo llegó incluso hasta Europa, seguimos con los de Grecia y Hawaii y llegamos hasta los de Tenerife, con más de 15.000 hectáreas arrasadas, la mitad de la capa forestal de la isla.
En 2022 306 mil hectáreas fueron devoradas por las llamas solo en España, triplicando la cifra del año anterior, con incendios como el de la Sierra de la Culebra zamorana. En España estamos pasando de los incendios forestales a los macroincendios.
Los incendios son un problema global que ya no se acaba con el verano. El CSIC afirma que el riesgo climático de incendios forestales está aumentando en todo el mundo debido al calentamiento global.
Lo que caracteriza a los macroincendios, un término todavía no recogido por la RAE, es un comportamiento impredecible que dificulta e incluso imposibilita su extinción. Y aunque ocurren en una proporción muy baja cada vez es más habitual observar cómo fuegos muy pequeños liberan energías descomunales, transformándose en incendios extremos, imposibles de apagar. Cada vez son más el número de incendios lo suficientemente grandes cómo para ser detectados por satélites en órbita.
Causas principales de los macroincendios
La ONG WWF comparte en su publicación sobre incendios forestales en España la siguiente reflexión: “Los incendios no empiezan con el fuego: la mecha es el abandono, la falta de prevención y el escaso interés por promover un modelo distinto. Llevamos años advirtiendo que muchos montes españoles son «bombas de relojería forestales listas para arder» en grandes incendios forestales que son devastadores e incontrolables ante una chispa.(…) La política actual, que lo fía todo a aumentar los medios de extinción, no solucionará el problema”.
El informe concluye con una llamada de atención a las autoridades competentes “Los grandes incendios no se apagan con agua, sino con gestión forestal y planificación territorial. En España se destinan millones a la extinción, sin embargo, solo un 20% del presupuesto se destina a la prevención”
¿Cuáles son los principales detonantes de los incendios?
- Abandono rural: despoblamiento, abandono de prácticas agrícolas tradicionales y la falta de gestión del territorio. han cambiado radicalmente el paisaje europeo. Áreas antes cultivadas han pasado a estar cubiertas por matorrales y bosques jóvenes, aumentando el riesgo de incendios.
- Negligencias: el uso del fuego como herramienta de gestión en el medio rural está ampliamente extendido y es en parte responsable de la alta siniestralidad. Se estima que el 95% de los incendios responden a causas humanas.
- Incendios intencionados: actualmente los pirómanos apenas son difíciles de identificar lo que favorece la impunidad de estos delitos. Muchos de los incendios deliberados son reflejo de conflictos sociales y económicos no solucionados.
- Calentamiento global: que provoca el cambio climático y que da lugar a un número cada vez mayor de olas de calor, episodios cálidos y secos que convierten al monte en un combustible orgánicos tremendamente reactivo.
Llegado hasta aquí surge la pregunta: ¿qué podemos hacer para prevenir los macroincendios? Observar algunas sencillas medidas de seguridad como no hacer barbacoas donde no se puede o no tirar colillas o basura en el monte. Normas básicas de sentido común y conocidas por todos.
Pasar a la acción: medidas activas para impactar de forma positiva en el medioambiente
Es el momento de hacer un cambio de paradigma en el que evolucionemos desde la posición pasiva de “no hacer daño” y pasemos a la acción para crear un impacto positivo. A continuación te indicamos algunas de ellas.
Apoyar iniciativas rurales que luchan contra el despoblamiento rural.
Como hemos visto, el abandono de las zonas rurales es uno de los principales motivos por los que los bosques son pasto de las llamas. Apoyar y ser partícipes de iniciativas, proyectos y empresas que, con su actividad, contribuyen a devolver vida a los pueblos, es un buen lugar para empezar. Algunos ejemplos:
- Apadrina un olivo: un proyecto medioambiental y social en el que recuperan olivos de Oliete, una zona rural de Teruel. Lleva nueve años en activo y a través de un programa de apadrinamiento recuperan olivos abandonados, creando empleo en el pueblo. Realizan talleres ambientales para peques y colaboran con entidades sociales.
- Andaina contra o despoboamento (Caminata contra la despoblación): una iniciativa a más pequeña escala pero que ha disfrutado ya de su cuarta edición. Se organiza gracias a las vecinas y vecinos de Rebordechán (Pontevedra) que hacen de ésta una jornada para apreciar la riqueza natural de su entorno. La comunidad de montes y la cooperativa O Tempo da Aldea tratan de desarrollar un proyecto que genere empleo y fije población en la zona.
- Cerdeira – Home for Creativity: un espacio singular en Portugal que transforma una aldea histórica abandonada en un santuario de creatividad. Cuenta con una escuela de artesanía y manualidades, donde traen a artistas internacionales para impartir diversos talleres. Es también un alojamiento turístico en medio de la naturaleza.
Hacer un consumo local que repercuta en el rural
Cuando consumes de proximidad estás beneficiando directa e indirectamente a los entornos naturales y zonas rurales. Y por supuesto a tus vecinas y vecinos. Si además tienes la suerte de poder comprar directamente al productor, todavía mejor. Consumirás de temporada, más barato y con más sabor. Si lo ves complicado por tiempo u horarios, busca tu grupo de consumo local.
Asociarse e implicarse
Juntos somos más fuertes, no es solo un buen slogan. Organizarse en colectivos, asociaciones de vecinos u organizaciones no gubernamentales, es estratégico para poder hacer demandas y dar tirones de orejas a las administraciones y a las empresas cuando es necesario. La protección de los montes y el mundo rural es responsabilidad de toda la sociedad. Y es un trabajo conjunto lograr alternativas y soluciones.