“La población mundial está en riesgo por el cambio climático”.
Así de alarmante, duro y real es uno de los llamamientos que ha hecho el Panel Intergubernamental de Expertos sobre Cambio Climático (IPCC) de Naciones Unidas durante la publicación de la segunda parte de su Sexto Informe sobre impactos constatados.
Este documento de máximo rigor elaborado con la participación de cientos de científicos de todo el mundo vuelve a poner de manifiesto que nos estamos adentrando en un futuro complicado en lo que al clima se refiere.
Cada vez son más las pruebas constatadas de que el clima está cambiando, y que fenómenos extremos como sequías, inundaciones, olas de calor o fuertes temporales están provocando un aumento de las pérdidas agrícolas, económicas y por desgracia también humanas.
En algunos lugares “el empeoramiento de las condiciones irá más allá de lo que se pueda adaptar y la migración será esencial para salvar vidas” se indica de forma clara. Es más probable que la migración sea exitosa y beneficiosa cuando se realice de manera segura y bien organizada en coordinación internacional, y es que el concepto de refugiado climático será de uso común los próximos años.
Consecuencias del cambio climático según IPCC
En todo el informe, existe una amplia evidencia de que muchas áreas se volverán mucho más difíciles para vivir, incluyendo el efecto isla de calor urbano que puede hacer que las ciudades sean especialmente peligrosas, y no olvidemos que en grandes urbes vive la mayor parte de la población.
En términos económicos el informe también deja ver que el impacto ya existe y aún irá a más en los próximos años, reduciendo el crecimiento y aumentando la desigualdad. Algunos países ya tienen economías mucho más pequeñas debido al calentamiento global. El PIB per cápita fue en promedio un 13,6 % más bajo para los países africanos en 2010 de lo que hubiera sido sin el calentamiento global desde 1991, de los que el país más afectado fue Mauritania con un 25 % menos.
Los eventos extremos han causado daños económicos directos, reduciendo el crecimiento económico en el año del evento y el año posterior, y algunas veces pueden tener efectos negativos en el crecimiento 10 o 15 años después.
Por ejemplo, el ciclón tropical Pam causó pérdidas y daños al sector agrícola de Vanuatu estimados en el 64,1 % del PIB en 2015, mientras que el huracán María causó pérdidas y daños por un total del 224 % del PIB de Dominica en 2016.
En el caso del calor, considerado en ciertos momentos episodio extremo, afecta también con crudeza a Europa, donde se ha reducido la capacidad de trabajo, especialmente en lugares que ya son calurosos como nuestro país. La productividad laboral ya ha llegado a caer hasta un 9% durante las olas de calor severas.
El impacto del cambio climático en la agricultura y la producción de alimentos
La agricultura y por consiguiente la alimentación, también se verá afectada, especialmente por encima de los 2°C de aumento de la temperatura media, con efectos económicos en cascada. Los impactos económicos del cambio climático traspasarán las fronteras rompiendo las cadenas de suministro, los mercados, las finanzas y el comercio.
La producción de alimentos ya es más baja de lo que hubiera sido sin el cambio climático: el crecimiento de la productividad ha bajado un 21 % y la pesca ha bajado un 4 % debido al calentamiento, inciden en el Sexto Informe, y aunque los rendimientos de los cultivos globales han aumentado en las últimas seis décadas, “las altas temperaturas, las emisiones de metano y los fenómenos meteorológicos extremos, han reducido significativamente este crecimiento”.
Hasta el 30 % de las áreas agrícolas y ganaderas actuales dejarán de ser aptas para la producción de alimentos a finales de siglo si las emisiones son altas, pero esa cifra se podría reducir al 8 % si las emisiones se reducen rápidamente.
Los datos son alarmantes y se demuestra que año a año están aumentando su virulencia, pues del mismo modo año a año las emisiones gases de efecto invernadero no dejan de aumentar y marcar máximos históricos.
La humanidad se encuentra ante una desafío global que no conoce de fronteras y que tenemos que atender con urgencia para evitar que el clima nos deje una paisaje de guerra.
Mientras los inteligentes no sean capaces de admitir que hay un sistema energético no contaminante en ningún aspecto que produce energías para uso industrial y social, así como suministrar energía para hacer autónomos a los vehículos rodados y náuticos. Seguiremos sufriendo el efecto invernadero y sus consecuencias producido por los gases.