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Producción de alimentos e impacto ambiental: ¿cuánto cuesta tu dieta al planeta?

La producción de alimentos y las actividades relacionadas con el campo tienen un impacto ambiental más alto del que se cree. ¿Cómo afecta nuestro modo de alimentarnos al medioambiente, y en concreto, al cambio climático, el principal problema ambiental al que nos enfrentamos en los próximos años?

Impacto ambiental de la producción de alimentos

El grupo de expertos internacionales sobre cambio climático de Naciones Unidas, el IPCC, publicaba recientemente un informe de 1.384 páginas, El cambio climático y la tierra”,  que destacaba que la agricultura, la ganadería y la silvicultura (explotación de los bosques) generan una cuarta parte del total de las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI).

Daniel Ortiz-Gonzalo es un investigador especializado en el impacto de dichos sectores en el medioambiente y en concreto, en el cambio climático. Trabaja en la Universidad de Copenhague (Dinamarca) y es miembro de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA) de España. Daniel destaca varios datos llamativos sobre este impacto ambiental que suelen pasar desapercibidos:

Las emisiones causadas por el sector en su conjunto –agricultura, silvicultura y otros usos de la tierra (AFOLU por sus siglas en inglés), son superiores a las de sectores como el transporte o los edificiosIncluyendo las etapas previas y posteriores a la producción, las emisiones del sistema alimentario alcanzan entre el 21% y el 37% del total del GEI antropogénicos.

La mitad de las emisiones del sector (5-5,8 GtCO2eq/año) se deben a los cambios de uso del suelo: la deforestación para ganar terreno para la agricultura, o incluso la simple degradación de los bosques tropicales, convierten a estos ecosistemas en una fuente neta de emisiones. Por ejemplo, las emisiones de Indonesia fueron superiores a las de Alemania, Reino Unido o Japón en el último trimestre de 2018.

 

impacto ambiental de la produccion de alimentos

Imagen vía: Flickr

 

En la próxima década, para mantenernos en el límite de 2ºC del Acuerdo de París, el sector agroalimentario y forestal necesitará hacer frente a un gran desafío: por una parte, reducir en 1 GtCO2eq las emisiones anuales, y por otra, cubrir la demanda de alimentos de aproximadamente mil millones de personas más en 2030 que se sumarán a los actuales 7.500 millones de habitantes del planeta.

Es el sector que más emisiones de metano (CH4) y óxido nitroso (N2O) genera. Son dos gases que, en un horizonte de un siglo, tienen un potencial de calentamiento global 32 y 297 veces mayor que el de CO2 (por eso se habla de CO2eq, “CO2 equivalente” como una unidad estandarizada). La digestión de los rumiantes, el tratamiento del estiércol, los terrenos inundados como los arrozales o el uso de fertilizantes nitrogenados son sus principales causantes. Por ejemplo, solo las emisiones de GEI procedentes de arrozales son similares a la del sector de la aviación.

Cabe destacar que los arrozales alimentan a la inmensa mayoría de la población mundial, mientras que la aviación comercial solo es utilizada por la fracción más rica. Hay una importante dimensión de justicia climática.

Un tercio de los alimentos producidos en el mundo se desperdicia: si fuera un país, el derroche alimenticio sería el tercer emisor de GEI por detrás de China y EEUU, con 4.4 GtCO2eq/año estimadas por la FAO, de magnitud similar a todo el transporte por carretera. Mientras en los países en vías de desarrollo la mayor parte se de las pérdidas se producen en la producción y almacenamiento post-cosecha), en los países desarrollados la mayor parte se producen en el procesado, el supermercado y distribución y en el consumo, es decir, en nuestras casas. 

Transformar el sistema alimentario es la espina dorsal que conecta prácticamente todos los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS):  la mayor parte de los alimentos del mundo procede de pequeñas explotaciones familiares que dan trabajo a más personas que ningún otro sector y que mantienen paisajes y paisanajes vulnerables de los que dependen muchos otros servicios ecosistémicos. Por otra parte, en el mundo tenemos unos tres mil millones de personas malnutridas, ya sea por exceso de nutrientes (dos mil millones) o por déficit (mil millones).

 

¿El consumo de carne afecta mucho al medioambiente?

Diversos medios aseguraron que el informe del IPCC pedía a la humanidad comer menos carne. En realidad, como señala José Antonio Mendizabal, catedrático de Producción Animal de la Universidad Pública de Navarra (UPNA), el IPCC no menciona la palabra “carne” en su comunicado de prensa, si bien en el interior del propio informe apuntaba que hay zonas del mundo con un elevado consumo y que su posible aumento en otras zonas provocaría que los recursos serían insuficientes. Por tanto, como destaca Mendizabal, “es urgente optimizar los sistemas de producción de carne, y modular su consumo en algunos segmentos de la población”.

 

¿el consumo de carne afecta al medio ambiente?

Imagen vía: Pixabay

 

Ortiz-Gonzalo recuerda que en países industrializados se consumen cerca de 100 kilos de carne por persona y año, dedicando la mayor parte de la tierra agrícola a la producción de cultivos para alimentar al ganado, junto con una buena parte de importaciones que generan problemas ambientales en otras partes del mundo. En su opinión, “una dieta saludable, además de tener efectos positivos en la salud de las personas, también los tendría sobre el planeta”. 

En nuestras latitudes, los sistemas de ganadería tradicional están siendo remplazados por explotaciones intensivas con fuertes impactos ambientales, tanto locales como globales. Estas granjas intensivas requieren de grandes cantidades de agua e insumos, generando una gran concentración de nutrientes, contaminantes y GEI en un espacio reducido. Parte de los insumos, como los piensos animales, tienen que recorrer grandes distancias antes de llegar a los silos. Y recordemos que el transporte es solo una mínima parte del impacto ambiental de esos piensos, dado que la mayor parte huella de carbono se genera en el lugar de origen, por el uso de agroquímicos, deforestación y expansión del área agrícola.

Cómo reducir el impacto ambiental de la producción de alimentos

Los expertos consultados destacan que no hay una única solución, sino una combinación de posibles medidas para cada contexto: 

Asumir una dieta equilibrada: el informe del IPCC concluye que “las dietas equilibradas basadas en alimentos de origen vegetal y alimentos de origen animal producidos de forma sostenible presentan mayores oportunidades de adaptación al cambio climático y de limitación de sus efectos”. En este sentido, recordamos que hay diversas dietas para estar más sano y salvar el planeta. 

Aplicar la “climate-smart agricultura (CSA) o agricultura sostenible adaptada al clima (ASAC)”: por ejemplo, una de sus aplicaciones, la “alternancia entre inundación y secado”, consigue en arrozales una reducción del 30% del agua y casi un 50% de las emisiones de metano, sin afectar a los rendimientos. La adopción de sistemas integrados como la agroforestería, que combina árboles con cultivos y ganado, tienen un gran potencial de mitigación y adaptación al cambio climático sin aumentar la demanda de tierra agrícola y por tanto la deforestación.

Optimizar el sistema de producción y consumo de alimentos: se pueden utilizar diversas tecnologías y sistemas de producción, como la inteligencia artificial, el internet de las cosas (IoT) o el blockchain. Los ejemplos son muy diversos, como controlar los mejores momentos para cultivar y recolectar, calcular las dosis de fertilizante requeridas para minimizar las pérdidas al medio ambiente, predecir la demanda de alimentos al detalle en los supermercados para evitar su pérdida, aplicaciones para vender con un precio reducido productos cercanos a su fecha de caducidad como Too Good To Go, etcétera.

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