Aunque la sostenibilidad puede parecer algo abstracto y teórico por momentos, lo cierto es que la involucramos en nuestro día a día a veces incluso sin darnos cuenta. Ser conscientes de nuestro impacto sobre el medio y tomar decisiones acertadas para mejorar la vida en el planeta es algo cada vez más importante.
¿Quieres ser más sostenible pero tu presupuesto no da más de sí? Si crees que vivir de forma más sostenible es “un lujo que no puedes permitirte”, quédate aquí. En este artículo te vamos a contar pequeñas acciones que puedes incorporar en tu día a día y que te ayudarán a sumar puntos verdes sin afectar o incluso mejorando tu presupuesto.
Sostenibilidad = Ecología + Economía + Ética.
En palabras de la activista ambiental y escritora Vandana Shiva «la sostenibilidad es el equilibrio entre la ecología, la economía y la ética. Es una forma de vivir que nos permite satisfacer nuestras necesidades presentes sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer las suyas».
En un momento en el que la ecoansiedad está a la orden del día, también es importante recordar que la responsabilidad sobre la crisis climática y la contaminación no recae únicamente en nosotros. Empresas y gobiernos tienen un papel clave en este juego de responsabilidades y, tan importante como adaptar nuestros hábitos de consumo, es exigir acciones y soluciones desde nuestra posición de consumidores y ciudadanos
No obstante, la forma en la que consumimos impacta en la explotación de los recursos, genera emisiones de gases de efecto invernadero y residuos que perjudican al medio en el que vivimos y a la salud de las personas. Como remedio para la ecoansiedad, a continuación te damos 20 píldoras sencillas que puedes aplicar en tu día a día y que reducen tu huella ambiental.
20 trucos para reducir tu impacto ambiental sin romper la hucha.
Reduce los plásticos
- Botellas reutilizables: hazte con una botella que te acompañe siempre y no olvides lavarla a diario. Biodiversidad sí, pero no en tu botella.
- Bolsas de tela reutilizables y dile adiós a las bolsas plásticas del supermercado, esa gran “bolsa de bolsas” que tienes en la cocina.
- Evita productos sobre envasados, esos productos que parecen muñecas rusas de residuos: plásticos que vienen en un plástico, que está dentro de un plástico, dentro de otro plástico dentro de una caja.
Ahorro de agua y energía
- Cierra el grifo y asegúrate de que no gotea. Un grifo mal cerrado o dañado puede consumir 24 litros de agua en un día.
- Agua que no has de beber NO la dejes correr: un cubo al lado de la ducha para aprovechar el agua mientras no sale caliente es muy útil para regar las plantas, por ejemplo.
- Desenchufa los electrodomésticos en lugar de dejarlos en standby. Ese “pilotito rojo” indica que hay un consumo fantasma que puede llegar a representar entre el 7 % y el 11 % de todo tu consumo eléctrico anual. Coge tus facturas y echa cuentas.
Compra productos locales y de temporada
- Compra local: la naturaleza es cíclica y respetar sus tiempos tiene sus ventajas. Los productos locales no solo son más frescos y tienen más sabor, también evitan emisiones de gases de efecto invernadero derivadas del transporte de larga distancia y contribuyen al desarrollo económico de las comunidades locales.
- Vigila las etiquetas: revisa de dónde vienen tus productos y comprueba que sean próximos, si es posible. No te dejes engañar por las etiquetas: no es lo mismo envasado por que fabricado en.
Transporte
- El transporte público es tu aliado para ahorrar emisiones y euros. Infórmate de las posibilidades disponibles en tu zona, abonos y descuentos.
- Hazte con una bicicleta y ahorra trayectos en coche. Si no tienes una, seguro que puedes encontrarla en alguna plataforma de compra, venta e intercambio de productos de segunda mano. Buena para el medio, para el bolsillo y para tu salud.
- Comparte coche y gastos. Coordínate con tus colegas de trabajo para compartir medios de transporte o usa plataformas colaborativas.
Desperdicio de alimentos
- Planifica tus comidas para reducir el desperdicio al máximo, usa más el congelador para poder aprovechar el exceso de comida para otra ocasión o prolongar la vida de algunas verduras.
- Aumenta el consumo de plantas en tu dieta: una de las medidas con mayor impacto ambiental y que, en contra de algunas opiniones, no tiene porqué ser más caro. Escapa de los ultraprocesados y añade legumbres a tu dieta: garbanzos, lentejas o habas pueden parecer “poco glamurosas” pero son alimentos muy ricos y equilibrados en nutrientes.
Limpieza
- Utiliza productos de limpieza naturales. Pásate a productos de limpieza caseros en vez de productos químicos, que son perjudiciales para el medio ambiente. En este artículo te contamos cómo puedes fabricarlos tú mismo con cosas de casa.
Ropa
- Compra ropa de segunda mano en tiendas físicas, solidarias o plataformas. Algo que hace unos años era tabú en España se ha convertido en una alternativa asequible económicamente a la invasión del fast fashion. Saldréis ganando tú y el planeta.
- “¿De verdad lo necesito?”. Cuando estés al borde de comprarte otra camiseta para tu armario ya atestado de ropa… Dale una oportunidad a esta fórmula.
Reduce, reutiliza y recicla
- Este punto no podía faltar. Tu nuevo mantra también será “el mejor residuo es el que no se produce”. Analiza tu basura e identifica qué residuos podrías dejar de generar fácilmente.
- Reutiliza tus residuos con creatividad para darles una segunda vida y recicla todo lo demás.
- Composta tus residuos orgánicos: si tienes la suerte de tener un jardín, aprovecha para iniciarte en el compostaje. Sino, separa la fracción orgánica para la recogida municipal.
Social
- Querer comprometerse con un futuro sostenible en un entorno que está a la contra puede ser desgastante. Busca en tu entorno a otras personas que compartan tus inquietudes y sumad juntas. Involúcrate en alguna organización local para la protección medioambiental o crea tu propia iniciativa.
Como hemos visto en este artículo, vivir de una forma sostenible cuesta menos de lo que parece y tiene beneficios a corto, medio y largo plazo. Aunque parezca poca cosa, la acción individual puede tener un impacto significativo en la mitigación del calentamiento global y la contaminación.
Tenemos en nuestras manos y, sobre todo, en nuestras cabezas el gran poder de cambiar la realidad a través de nuestro consumo. ¿Te animas?