Que la década de los años 20 está comenzando de forma convulsa es algo en lo que seguramente todos estaremos de acuerdo. La crisis sanitaria de la COVID y ahora la guerra en Ucrania afectan ¡y de qué forma! a nuestra salud física y mental pero también a nuestras economías domésticas. Por esta razón, a día de hoy una cocina sostenible, es mas importante que nunca.
El jinete de la inflación cabalga por Europa aumentando los precios de todos los sitios por donde pasa, un caballo de Atila posmoderno que sentimos y padecemos cada vez que encendemos la luz, repostamos combustible o hacemos la cesta de la compra.
Teniendo en cuenta esta situación, cualquier truco que podamos llevar a cabo desde casa para reducir nuestro consumo energético e impacto ambiental no solo es positivo para el entorno si no para nuestros bolsillos. En este artículo contamos de nuevo con la colaboración del cocinero Jesús Lastra (Mr Chef Online), que compartirá con nosotros 10 consejos aplicables en nuestras cocinas que el medioambiente y nuestros bolsillos agradecen.
Mercado de productores locales. Foto de Somi Jaiswal en Unsplash.
Alimentos: cuanto más cerca mejor.
Cuanto menor es la distancia entre el productor y el consumidor, menor es el consumo energético y la huella de carbono del alimento. Consumiendo producto local apoyamos la producción del área en la que vivimos y disminuimos los costes energéticos y las emisiones necesarias para transportarlo. Solo tienes que invertir una pequeña cantidad de tiempo para leer la etiqueta del producto.
Por otro lado, la compra de alimentos de temporada influye directamente en nuestro bolsillo ya que suelen ser más baratos. Si quieres saber qué productos están en temporada puedes acudir a múltiples webs como la que os pongo en este enlace.
Usar la tecnología debes, joven Anakin.
Podemos minimizar el gasto energético y reducir nuestras facturas, si utilizamos los adelantos tecnológicos a nuestro favor cosa que, con la que está cayendo, no es poco. Si cocinamos por ejemplo en placas de inducción reducimos los tiempos de cocinado, ya que podemos aumentar la temperatura de nuestros platos de una forma más rápida.
El uso de ollas rápidas, express y demás familia de utensilios domésticos, reducen los tiempos de cocción con la disminución del consumo energético que ello conlleva. También es recomendable fijarse en el consumo de nuestros electrodomésticos, en la actualidad hay algunos planes renove que subvencionan la compra de electrodomésticos más eficientes energéticamente.
Agua que no has de beber, NO la dejes correr.
Si tienes lavavajillas úsalo porque, aunque parezca mentira, gasta mucha menos agua que fregar los cacharros a mano. Instala aireadores en los grifos, disminuyen el caudal de agua que sale, ahorrarás dinero y el medio ambiente te lo agradecerá.
No cocines solo para ti.
El coste energético de preparar 4 raciones de lentejas es muy similar al de preparar solamente una ración. Cuando cocines haz cantidad de forma que luego puedas conservarla en el frigorífico o en el congelador. De esta forma, disminuyes mucho la cantidad de energía que necesitas, con el beneficio económico que eso conlleva, y también ahorras tiempo para ti.
Reciclar aceite usado es otra forma de ahorro y compromiso con el medio ambiente, de esta forma contribuyes a tener una cocina sostenible. Si has usado tu aceite solo para freír unos huevos ten en cuenta que puedes usarlo más veces antes de desecharlo.
Foto de Malte Helmhold en Unsplash.
Planifica tus comidas y cíñete a la lista de la compra.
Esto ayuda a ajustar el coste de la compra semanal, ya que si llevas una lista de productos, y te ciñes a ella evitas las compras impulsivas. Compras impulsivas que muchas veces se acaban echando a perder en la nevera, convirtiéndose en desperdicios alimentarios con los costes medioambientales que conllevan lo que no contribuye para nada a una cocina sostenible.
Márcate unos días para cocinar y hazlo en lote.
La filosofía del táper de las madres y de las abuelas de toda la vida que ahora los modernos llaman batch cooking: cocinar un día los platos de varios días. De esta forma aprovechas la energía de forma mucho más eficiente.
Por ejemplo, si una vez que enciendes el horno con el coste que ello conlleva lo utilizas para hacer varios platos, ese coste energético se diluye entre las distintas recetas. Si además cocinas en lote el fin de semana, la factura energética te saldrá más barata.
Compra con cabeza para no desperdiciar.
No te dejes llevar por las “ofertas” que normalmente van aparejadas a una mayor cantidad de producto del que realmente necesitas y si no lo gestionas bien acaban en el fondo del contenedor.
Cocina reciclada: la comida también se recicla.
Lo que se ha hecho en casa de las abuelas toda la vida, la cocina de aprovechamiento. Casi todas las sobras pueden tener una segunda vida: piensa que con ese pollo asado que te ha sobrado se pueden hacer unas croquetas estupendas, o utilizarlo para una ensalada, o un relleno para un sandwich…
Evita comprar productos con mucho embalaje.
Comprando productos a granel, llevando nuestras bolsas reutilizables, evitando aquellos productos que lleven envases y embalajes combinados, evitando en todo lo posible que entren plásticos en nuestra cesta de la compra, es una de las mejores formas con las que podemos hacer una compra más inteligente por lo tanto fomentará una cocina sostenible.
Separa bien ¡por Tutatis!
Que no es tan difícil. Cuando disponemos de forma correcta los distintos tipos de residuos en sus correspondientes contenedores favorecemos que se reintegren como materias primas a las cadenas de fabricación, aportando nuestro pequeño granito de arena a la protección de los ecosistemas y la salud de las personas.
¿Qué te han parecido estos diez consejos? Seguro que tú también conoces algún truco para que la cocina sea más sostenible. ¡Nos encantaría que nos lo compartieras en los comentarios!
