Tras una semana de gran actividad sísmica, este domingo el volcán Cumbre Vieja, en la isla canaria de La Palma, entró en erupción, medio siglo después de la última erupción volcánica terrestre registrada en España, que también tuvo lugar en La Palma.
Varios movimientos sísmicos precedieron a una fuerte explosión en la que el volcán arrojó columnas de humo, rocas, cenizas y lava. En apenas 24 horas más de 5.000 personas han sido evacuadas y numerosas casas y cultivos han sido arrasados por la colada de lava. No hay que lamentar daños personales, aunque la situación dista mucho de estar controlada: expertos del Instituto Volcanológico Canario (INVOLCAN) afirman que la erupción podría prolongarse varias semanas o meses.
Imagen de Arturo Rodríguez, vía El País
En anteriores artículos hemos sentido en la punta de la nariz el frío que domina en los ecosistemas congelados y nos hemos sumergido en aguas tropicales para descubrir los ecosistemas de coral. Ahora toca ponerse las zapatillas de caminar y llenar nuestra cantimplora para realizar un viaje por paisajes volcánicos que a pesar de su aridez, son el hogar de animales y plantas singulares.
¿Qué es un volcán y qué son los ecosistemas volcánicos?
Los ecosistemas volcánicos son comunidades de seres vivos que se desarrollan en medios naturales condicionados por la actividad volcánica. Esta actividad se debe, principalmente, a las altas temperaturas y elevadas presiones a las que se encuentran sometidos los materiales del interior de la Tierra. En estas zonas, las temperaturas del interior de la tierra son tan altas que funden las rocas, formando una masa fluida que se conoce como magma.
Cuando en la corteza terrestre aumenta la presión, el magma busca una salida y se abre paso hacia el exterior, derramándose sobre la superficie terrestre donde se enfriará y volverá a estado sólido. Este proceso contínuo, repetido a lo largo de miles de millones de años, provoca la formación de volcanes.
Algunos de estos volcanes siguen manteniendo presiones y temperaturas altas en su interior, lo que provoca que se sigan produciendo erupciones volcánicas, es decir, la expulsión de materiales incandescentes del interior de la tierra hacia la superficie. Estos lugares están dominados por rocas y arenas de tal forma que observar una zona volcánica nos recuerda a lo que podría ser un paisaje de hace millones de años.
Volcanes activos en España
España no destaca por ser un país volcánico. A priori debemos diferenciar entre el volcanismo que se da en el ámbito penínsular y el que se encuentra en Canarias. Si bien el origen del primero se relaciona con la colisión entre las placas africana y euroasiática, el segundo deriva de la formación de un punto caliente en el interior de una placa oceánica, la cual se haya en contacto con el cercano continente africano.
Solo encontraremos puntos volcánicos dentro de la península en la zona de Olot (Cataluña), el Campo de Calatrava (Ciudad Real), y en el sureste del país, principalmente en la franja costera que abarca desde cabo de Gata al Mar Menor, en Murcia.
No obstante, no existen motivos para la alarma, puesto que actualmente solo encontramos activo en nuestro país el mediático caso del Volcán de la Palma. Podemos ver los volcanes activos en el mundo en este mapa de Volcano Discovery.
¿Qué tipos de seres vivos podemos encontrar en un ecosistema volcánico?
Una vez finaliza la erupción volcánica es necesario que el tiempo pase, que la roca se enfríe y que la naturaleza vaya poco a poco colonizando un lugar agresivo y estéril. Si no se producen nuevas erupciones, los animales y las plantas irán colonizando paulatinamente el paisaje. Para hacernos una idea del tipo de seres vivos que nos podremos encontrar, tomaremos el ejemplo de la isla de Surtsey, en el Atlántico Norte.
Esta pequeña isla, situada a 32 km de la costa de Islandia y actualmente declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, tiene menos de 60 años de existencia. Surgió de las aguas en el año 1963, como resultado de una erupción volcánica que se produjo bajo la superficie del mar.
Los resultados de las investigaciones científicas que se desarrollaron en la isla desde el año 1964 permitieron analizar cómo la superficie iba siendo poco a poco ocupada por hongos, plantas y animales. Así, de unas pocas esporas transportadas por las corrientes marinas, actualmente se identifican en la isla hasta 24 especies diferentes de hongos. Lo mismo ocurre con líquenes, musgos y algas. Los científicos han catalogado también más de 324 especies de invertebrados y 84 especies de aves y mamíferos marinos, como la foca gris o la foca común, entre otros.
Siguiendo en el Atlántico pero mirando un poco más al sur, tenemos el ejemplo de la isla de Lanzarote, un paisaje volcánico único en el mundo. Las últimas erupciones se produjeron en el siglo XIX formando parte del Parque Nacional de Timanfaya, en el que se encuentran más de 25 volcanes.
Al contrario de lo que ocurría en el caso de la isla de Surtsey, en este Parque Natural, donde las lluvias son muy escasas, solo se encuentran 180 especies vegetales, fundamentalmente, líquenes. En lo que respecta a los animales, su presencia es muy escasa y se registran únicamente tres especies de vertebrados, la rata negra, la musaraña canaria y el conejo, y dos de reptiles, el lagarto de Haría y el perenquén o salamanquesa.
Pero el parque no solo es terrestre. Timanfaya ocupa una amplia zona marítima en la que vive una rica y variada fauna compuesta por estrellas de mar, pulpos, sepias, morenas o viejas, y sus cielos son sobrevolados por un flujo masivo de aves migrantes que suben y bajan entre Europa y África durante los meses de primavera y otoño.
Resulta sorprendente comprobar una vez más cómo la vida, de alguna u otra forma, se abre camino incluso en los lugares más inhóspitos. Una buena muestra de la famosa frase de Darwin en su libro de 1859 “El origen de las especies”: “Las especies que sobreviven no son las más fuertes, sino las que se adaptan mejor al medio”.