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Pesticidas y medio ambiente

A pesar de su pequeño tamaño, las abejas provocan grandes beneficios. Como animales polinizadores facilitan la reproducción de especies vegetales silvestres y cultivadas, lo que es fundamental para producir alimentos y medicamentos.

De hecho, dos tercios de los cultivos mundiales dependen de animales polinizadores como la abeja y nuestra nutrición se beneficia de su trabajo por medio de frutas, legumbres, hortalizas o semillas variadas y de calidad. Tanto es así que la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación) las define como “aliadas cruciales en la lucha contra el hambre”.

A pesar de su importancia, diversos estudios científicos constatan la reducción de las colmenas, lo que supone una seria amenaza para la seguridad alimentaria y la nutrición. Las causas de este declive son la agricultura intensiva, el monocultivo, el aumento de las temperaturas debido al cambio climático y el uso de productos químicos agrícolas como los pesticidas, los fertilizantes o los herbicidas.

En este artículo te contaremos qué son estos químicos, cómo afectan al medio ambiente y qué alternativas sostenibles están a nuestro alcance.  

Pesticidas, herbicidas y fertilizantes: Qué son y para qué sirven

Los productos químicos agrícolas o agroquímicos son sustancias empleadas en la agricultura con el fin de mantener y conservar los cultivos vegetales. El crecimiento de la población mundial, 1.000 millones de personas más cada década, aumenta la demanda de alimentos, por lo que se generaliza el uso de estos productos para proteger las cosechas. No obstante, como todo producto químico, deben ser empleados con precaución para no perjudicar al ecosistema.  

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Aplicación de insecticidas en troncos. Foto de Wikipedia

 

Dentro de los agroquímicos, los pesticidas, plaguicidas o biocidas, son sustancias destinadas a combatir plagas de todo tipo, esto es, especies indeseadas de plantas o animales que afectan a la salud humana, transmitiendo enfermedades como la malaria, y a la producción de alimentos o productos agrícolas. 

Los biocidas reciben diferentes nombres según la especie a la que combaten. De esta forma podemos hablar de fungicidas, si atacan a hongos y mohos perjudiciales; insecticidas, si acaban con los insectos de casa o de los cultivos o rodenticidas, aquellos que atacan a roedores. Dentro de esta familia de productos también podemos encontrar los herbicidas, que sirven para eliminar malas hierbas y plantas nocivas para los cultivos. 

Otro tipo de agroquímicos son los fertilizantes o abonos que, a diferencia de los anteriores, no se emplean para eliminar elementos perjudiciales si no para mejorar la calidad del suelo y aportar nutrientes a las plantas de forma que crezcan y se desarrollen de forma más rápida y robusta.  

Cómo afectan los pesticidas al medio ambiente

Los pesticidas, a pesar de estar dirigidos a especies concretas, pueden ser tóxicos para seres humanos y otros animales tanto por inhalación como por consumo de productos que hayan sido expuestos a altas cantidades de estas sustancias. 

Dentro de los herbicidas, el más utilizado es el polémico glifosato. Sintetizado en los años setenta y tradicionalmente considerado como un producto efectivo e inocuo, no fue hasta la década de los noventa cuando se escuchan las primeras voces denunciando sus efectos perjudiciales. Entre ellos, se ha podido demostrar una relación directa con la mortandad de las abejas: las abejas que visitan flores expuestas al glifosato se vuelven más vulnerables a las infecciones y presentan alteraciones en la memoria o en el olfato. 

Otra de las problemáticas del uso de estas sustancias es el efecto resistencia. Al igual que los antibióticos, el uso indiscriminado de pesticidas provoca la aparición de especies resistentes a ellos que resultan difíciles de controlar. 

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Tractor aplicando fertilizante. Imagen vía: Pixabay

En cuanto a los fertilizantes, el riesgo medioambiental más citado es el de la eutrofización de las aguas que consiste en la contaminación del agua potable por el exceso de nutrientes, principalmente nitrógeno y fósforo, procedentes mayoritariamente de la actividad agrícola o ganadera. El Mar Menor, en la Región de Murcia, es un triste ejemplo de este fenómeno.

Alternativas no contaminantes

Los alimentos ecológicos (también conocidos como orgánicos o biológicos)  son aquellos cuya producción emplea un sistema sostenible que respeta el medio ambiente y el bienestar animal, por ejemplo, evitando el uso de antibióticos o productos químicos como los indicados anteriormente. El mercado ecológico de la UE es una tendencia en alza durante los últimos años y  se estima que representa a más del 10% de los cultivos europeos. 

Los agricultores ecológicos emplean alternativas a los pesticidas industriales, algunas provenientes de extractos de plantas (preparados de helecho, ortiga, extracto de crisantemo, etc.), biológicos como bacterias o incluso suelta de insectos que sean enemigos naturales de las plagas.

El compost es un abono orgánico que se obtiene a partir de la descomposición natural de residuos orgánicos por medio de microorganismos como bacterias y hongos (compostaje) o lombrices (vermicompostaje). Este abono orgánico puede aplicarse en plantas de interior y huertos sustituyendo a los fertilizantes industriales. Como ventaja añadida, el compost enriquece los suelos aportándoles materia orgánica. 

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Aspecto del compost una vez completada la transformación de los residuos orgánicos (Foto de Wikimedia Commons cc)

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