La moneda virtual bitcoin es cada vez más popular. Empresarios famosos como Elon Musk de Tesla la promueven, pero otros como Bill Gates denuncian sus consecuencias negativas en el cambio climático. ¿Cuánto contaminan los bitcoins? ¿Es cierto que tienen tanto impacto ambiental? Lo analizamos en este post.
Cuánto contaminan los bitcoins
El bitcoin es una criptomoneda, una moneda virtual que permite la compraventa de productos y servicios a nivel global sin intermediarios y sin ningún banco o gobierno que las controle. Aunque hay otras criptomonedas, como ethereum, tether, cardano, etc., bitcoin es la más popular. Cada vez más personas y empresas la utilizan, como Elon Musk, el multimillonario dueño de Tesla, que adquirió en febrero 1.500 millones de dólares en bitcoins y ya los acepta como moneda de pago de sus coches eléctricos en Estados Unidos.
Los procesos necesarios para validar y procesar las transacciones de las criptomonedas requieren gran cantidad de equipos informáticos, conocidas como granjas de minado, y por tanto un enorme consumo de energía. De aquí surge la preocupación por su impacto ambiental, que ya se planteó desde sus comienzos: el pionero de la criptografía Hal Finney tuiteó sobre las posibles futuras emisiones de CO2 el 27 de enero de 2009, sólo dos semanas después de la primera transacción de bitcoin de su creador, bajo el seudónimo de Satoshi Nakamoto.
Recientemente, Bill Gates manifestaba que el bitcoin “usa más electricidad por transacción que cualquier otro método conocido por la humanidad, y eso no es bueno para el clima”. Un equipo de expertos de la Universidad de Cambridge estima que la red bitcoin usa más de 121 teravatios-hora (TWh) anualmente, lo que la ubicaría entre los 30 principales consumidores mundiales de electricidad si fuera un país. Sus responsables ofrecen un visualizador del consumo de electricidad mundial de bitcoin, que lo coloca al nivel de Suecia.
El problema no es solo el enorme consumo energético, sino sobre todo su origen. Los mineros de Bitcoin buscan la electricidad más accesible y barata, y se van principalmente a China, donde más de dos terceras partes proviene de centrales de carbón.
¿Los bitcoins gastan tanta energía como dicen?
Algunos expertos consideran que se exagera con los datos de consumo energético del bitcoin. Susanne Köhler y Massimo Pizzol, de la Universidad Aalborg en Dinamarca, publicaron un estudio del ciclo de vida de los bitcoins y descubrieron que el desglose de emisiones en China, donde tiene lugar algo más de la mitad de toda la minería de dicha criptomoneda, es mucho más baja que las estimaciones generales. Mongolia Interior, con mucho carbón, representó solo el 12,3% de la minería de bitcoins en 2018, mientras que el efecto contrario se observó en la provincia china de Sichuan, rica en energía hidráulica. Por su parte, el impacto de la producción y eliminación de los data centers que realizan la minería apenas representa solo el 1% de las emisiones.
Algo similar ocurriría con el cálculo de la huella de carbono de sistemas de streaming como Netflix. Según la web Carbon Brief, “contrariamente a la gran cantidad de cobertura mediática engañosa reciente, los impactos climáticos del streaming siguen siendo relativamente modestos, particularmente en comparación con otras actividades y sectores”.
Asimismo, el consumo de energías limpias es cada vez mayor. El año pasado, los expertos de la Universidad de Cambridge concluyeron en un estudio que el 76% de los mineros de criptomonedas usan fuentes renovables, frente al 60% en 2018. Y se espera que esta tendencia continúe, según las proyecciones de la Agencia Internacional de Energías Renovables, que informó el año pasado que son cada vez más rentables que los combustibles fósiles.
Desde el sector los ejemplos son cada vez mayores. Jack Dorsey, director ejecutivo de Twitter y otro de los grandes promotores del uso de bitcoins, invertirá 10 millones de dólares en el desarrollo de tecnologías más limpias para la producción de la criptomoneda. A su vez, Aker Solutions, una empresa de ingeniería internacional con sede en Oslo (Noruega), construirá instalaciones mineras de bitcoin que utilizarán energía renovable.
Por su parte, las criptomonedas alternativas buscan resolver los problemas ambientales actuales de bitcoin alterando su tecnología para que requiera menos energía. Uno de los ejemplos es Cardano, que según Charles Hoskinson, director ejecutivo de la empresa criptográfica IOHK, es 4 millones de veces más eficiente energéticamente que bitcoin. Por ello, varios expertos vaticinan que si la transición de bitcoin a fuentes renovables no ocurre rápidamente, los inversores y consumidores buscarán otras criptomonedas menos dañinas para el medio ambiente.
Otros expertos apelan al uso de normativas y políticas internacionales que promuevan el uso de tecnologías más eficientes energéticamente para reducir el impacto ambiental de las criptomonedas, como apunta Brurce M. Mecca de la Universidad de Yale.
¿Y tú qué opinas? ¿Utilizas ya alguna criptomoneda como el bitcoin?, ¿crees que pueden ser una opción para el futuro en un mundo más respetuoso con el medio ambiente? ¡Cuéntanoslo!
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