Estás en: ›› ›› La COP26 acaba, pero el reto empieza en nuestras casas

La COP26 acaba, pero el reto empieza en nuestras casas

Tras un año de preparativos, de mensajes políticos, de marchas y manifestaciones… la Cumbre del Clima (COP) ha terminado. Este año la COP26 no ha satisfecho a casi nadie, y eso ha dejado en muchos casos un sabor amargo.

La COP26 de Glasgow acaba de finalizar y aunque dos semanas de negociaciones, reuniones y encuentros parecían que iban a dar sus frutos, en el último momento la descarbonización no se impuso como algo rápido y obligatorio, sino como algo necesario, pero lento y sin plazos.

El problema del cambio climático sin límites

El cambio climático se ha convertido en un problema global del que ya prácticamente oímos hablar todos los días, bien sea en el ascensor de nuestra comunidad de vecinos o en los telediarios.

Desde que comenzara la actividad industrial y con ella la quema de combustibles fósiles como forma de energía para hacer funcionar las fábricas, la atmósfera se fue cubriendo de gases efecto invernadero que no hacen más que retener el calor en la atmósfera recalentándola.

La temperatura media del planeta ya ha subido según algunos estudios más de 1ºC, y aunque pueda parecernos poco, se trata de una cifra muy importante. Sólo con ese grado, ya estamos viendo y viviendo fenómenos extremos, la fusión de los glaciares y los cambios en la distribución de cientos de especies.

El problema está claro cuál es, pero también la solución: dejar de emitir. Según el ámbito científico mundial, cuanto más sigamos emitiendo, mayor será la concentración de estos gases en la atmósfera y por consiguiente, mayor el calor que podamos acumular. Si reducimos nuestras emisiones y emitimos menos o nada, el cambio climático de ralentizará hasta que llegue un momento en el que se vuelva a normalizar la atmósfera.

cop26 cambio climatico

 

¿Para qué sirven las Cumbres del Clima?

Las Cumbres del Clima, conocidas también como COP, por sus siglas en inglés (Conferencia de las Partes), pretende poner sobre la mesa los problemas del cambio climático y los últimos avances, desde un punto de vista científico, político y social, para que los gobiernos se pongan manos a la obra a negociar y conseguir llegar a acuerdos globales que ayuden a reducir la cantidad de gases que se vierten a la atmósfera y así conseguir revertir este problema.

Claro está que debe hacerse de forma global, porque la atmósfera no entiende de fronteras y lo que contamine un país, puede afectar al que esté en sus antípodas.

La Cumbre del Clima de París (COP21) que se celebró en el año 2015 consiguió sacar adelante el conocido como Acuerdo de París, un texto en el que cerca de 200 países firmantes se comprometían a que la temperatura media global no aumentara en más de 2ºC y en medida de lo posible se quedara en 1,5ºC pero no se obligaba a los países a tomar acciones concertadas para conseguirlo.

Desde entonces las Cumbres no han dado grandes avances, y en este caso, se esperaba que la COP26 de Glasgow pusiera en marcha los mecanismos ambiciosos de reducción de emisiones que evitaran seguir incrementando la concentración de dióxido de carbono en la atmósfera, que tal y como indica la Organización Meteorológica Mundial, no dejan de aumentar.

Esta última Cumbre fracasó para muchos en el último momento, ya que la descarbonización pasó de ser obligatoria a finalmente “progresiva”, tras un acuerdo bilateral entre China e India que sorprendió a todos en el último momento.

De hecho, Greta Thunberg, una de las figuras más mediáticas del evento realizado en Glasgow fue muy crítica con las intenciones de los líderes mundiales en su ya famoso discurso del ‘bla, bla, bla…’.

 

 

¿Y ahora qué?

there is no planet b cop26

 

Tras esta Cumbre y en espera de la próxima que se celebrará en Egipto (COP27), toca ponerse manos a la obra para seguir entre todos reduciendo nuestra huella de carbono con nuestra forma de vida, nuestra cesta de la compra y con cualquier actividad diaria.

Utilizar transportes públicos, evitar coger el coche para cualquier desplazamiento por corto que sea, reciclar… nos ayudaría a evitar arrojar a la atmósfera miles de toneladas de dióxido de carbono.

La Navidad está a la vuelta de la esquina, y aunque no nos lo planteemos, la cesta de la compra puede ser mucho más sostenible si consumimos productos de cercanía y de temporada. Consumir una fruta u hortaliza que venga del otro lado del mundo, deja una enorme huella de carbono, mientras que si consumimos productos cercanos esa huella se reduce enormemente.

Si somos capaces de hacer nuestras casas más sostenibles, empujaremos a los representantes a tomar decisiones claras y concisas, para evitar que el cambio climático siga incrementándose año a año. Y tú, ¿te sumas al cambio?

Mostrar comentarios (0)