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“La España Rural no está vaciada, está desatendida”

El periodista Javier Rico ha publicado la “Guía de la España Rural. Propuestas mes a mes”. En esta entrevista, nos cuenta a qué lugares increíbles de la España rural podemos viajar, y sobre todo, cómo disfrutar más de ellos a la vez que contribuimos a protegerlos.

javier rico Guía de la España Rural

Javier Rico, imagen de Ana Maristany

Pregunta: ¿Por qué escribes un libro sobre la España rural? ¿Hay falta de conocimiento al respecto?

Respuesta: Me lo encarga GeoPlaneta por lo que escribo en Al aire libre de El Asombrario, donde invito a disfrutar del paisaje y la naturaleza en cualquier mes del año. Este texto es fruto de mi trayectoria de 12 años en desarrollo rural. Y sí, hace falta conocer el entorno rural más y mejor. Para ello, mi idea en el libro es que la gente del territorio nos cuente qué podemos visitar de su propia mano.

P: ¿Cómo está siendo el recibimiento del libro?

R: Muy positivo. Las personas que lo compran en los lugares donde lo he presentado, destacan su capacidad de integrarlos en el paisaje y el paisanaje.

P: El libro ofrece un montón de propuestas para cada mes del año. ¿Cuál sería el top de visitas ineludibles?

R: Empiezo por las que he vivido mucho: el Valle del Ambroz, en el norte de Cáceres. Mis padres son de la Sierra de Béjar, que está al lado. Tiene impresionantes bosques de castaños y robles, y mantiene allí, sobre todo en Hervás, una tradición rural y cultural muy importante. Es una transición preciosa entre estos bosques de castaños a otra zona de dehesa, la de los alcornocales. 

Luego me gusta destacar paisajes y entornos de mar, y en estas fechas uno de los lugares que más me cautivan es la Costa da Morte. No la entiendo sin ese frío, esa bruma del Atlántico, las aves luchando contra el vendaval, y sus gentes, tanto los percebeiros que arriesgan sus vidas, como las marisqueiras rastrillando. También citaría la Canarias y las Islas Baleares más rural, como el Parque Rural de Betancuria en Fuerteventura, o en Menorca los muros de piedra seca, Patrimonio de la Humanidad. O el norte de La Palma, la Garafía, Barlovento. En Bizkaia lo flipé con los caseríos. En cada sitio te cuentan algo que lo diferencia. 

floracion melocotoneros en Ojón

Floración de los melocotoneros en Ojós. Imagen: Javier Rico

P: ¿Qué emociones te has llevado en este viaje por la España rural? 

R: Muchos lugares ya los tenía viajados, y fue actualizar datos. A los que viajé tras el encargo coincidió con la pandemia. Me encontré muchos sitios cerrados y el ánimo alicaído. Pero también gente que echó para adelante, sobre todo mujeres. Y no hay que esconder que el mundo rural es machista, por lo que tiene mucho más valor. En Fuentidueña, Segovia, la dueña del lugar donde quería hospedarme, Cristina Martín, me dijo que la Covid le había servido para hacer lo que tenía pensado, una aldea rural con el sistema de consumo de energía cero alemán Passivhaus. 

En Nalda, La Rioja, el colectivo de mujeres El Colletero quiere recuperar las variedades locales de frutas y verduras y en ecológico. En el libro defiendo que podemos ayudar a esta España vaciada, que yo llamo desatendida, con este tipo de turismo rural, reconociendo el valor de la gente del territorio.

Baños de la Encina en Jaén

Baños de la Encina, Jaén. Imagen: Javier Rico

P: Se habla cada vez más de la España “vaciada”, “desatendida” como la llamas, pero ¿realmente se toman acciones?

R: Las instituciones no hacen lo que deberían hacer. Es la gente, los colectivos, quienes están levantando la moral en los pueblos. Por eso hablo de España desatendida. En muchos sitios me han contado que les quieren quitar o les han quitado el médico, los medios de transporte, el colegio, los cajeros, los bancos… Pero España no está vacía. Hay cantidad de proyectos e iniciativas, porque a pesar de todo hay gente que quiere seguir con este modelo. Algunos de los momentos más emocionantes son los he vivido en Somiedo, Asturias, o en el páramo leonés, con gente joven a la que sus padres les dijeron que se fueran a la ciudad, pero luego volvieron desarrollando sus proyectos, porque no se sentían realizados. 

P: ¿Qué se debería hacer?

R: Mantener y reforzar esos servicios fundamentales. No solo se trata de llevar Internet. En algunos sitios, como la Sierra de Béjar, hay una conexión brutal. Para la gente nueva está genial, pueden teletrabajar, pero la gente que realmente mantiene y protege ese pueblo y el entorno, ¿para qué quieren 5G si no tienen médico o autobús? La conexión humana es muy importante. Se habla del empleo que generan las macrogranjas o los parques eólicos, pero es mucho menor si lo comparamos con las iniciativas de la gente.

Domingo de Silos silueta del Bueno el Feo y el Malo

El Bueno, el Feo y el Malo en Santo Domingo de Silos

P: ¿Qué podemos hacer la gente “de ciudad”?

R: Volver a viajar con la inquietud y las ganas de aprender de antes. Las nuevas tecnologías nos llevan a muchos sitios y nos dan mucha información, pero nos perdemos muchas cosas y personas de en medio. O cuando la gente va a las casas de turismo rural con sus compras y se quedan allí. Por eso en los pueblos tienen la imagen de la película Bienvenido Mister Marshall;, la gente pasa de largo, no se integra en el paisaje. Los habitantes del lugar te cuentan cosas que no salen en Internet, vives un momento único por preguntarles. Además se sienten super agradecidos, les haces sentir más de su pueblo. Eso es viajar dos veces. 

Pazo de Oca en Pontevedra

Pazo de Oca, Pontevedra. Imagen: Javier Rico

P: La pandemia ha llevado a más gente a la naturaleza, a los espacios rurales. ¿Es una moda o ha llegado para quedarse?

R: Está ese turismo que tropieza en la misma piedra que comento. Pero hay nuevas personas que a raíz del confinamiento han descubierto lo que tienen más cerca y lo flipan. Lo he visto en Pontevedra y en Málaga, pero seguro que hay más sitios. Esa gente sí tiende a hacer un turismo rural en España más integrador, porque ha visto nuevas perspectivas del paisaje que desconocía. Y lo quiere cuidar. 

Con el libro quiero que la gente valore más a donde va y así lo cuide más. Para ello, he hablado con la asociación rural, o el grupo de acción local, para que nos digan cómo disfrutarlo. En los sitios donde vas hay gente que se lo curra. Tira de ellos para que te enseñen, te sirvan, te vendan. Y cuídalo. Muchos paisajes se mantienen gracias a esa gente. Si hacemos eso cuidaremos más de esos lugares.

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