Como cada año, el Foro Económico Mundial publica su informe de riesgos globales (Global Risk Report) en el que recopila las conclusiones de las consultas realizadas a más de 1.000 personalidades destacadas del ámbito de la educación superior, la empresa, la política o la sociedad civil.
Estas expertas y expertos aportan su visión en relación a los principales riesgos medioambientales a los que nos enfrentamos como sociedad, clasificados según la temática: económica, medioambiental, geopolítica, social y tecnológica.
La edición de este año, la número 17, está fuertemente influenciada por la pandemia de la COVID-19, como no podía ser de otra manera. En ella se hace hincapié en la necesidad de mejorar la resiliencia de nuestras sociedades y países, en base a todo lo aprendido durante la crisis sanitaria.
El mundo después de la pandemia de la COVID-19
El informe dedica un capítulo a las lecciones aprendidas durante la reciente pandemia mundial. Una de las principales conclusiones es que los riesgos de tipo social son los que más nos han afectado durante estos últimos dos años. Entre dichos riesgos se encuentran la pérdida de cohesión social, las crisis humanitarias o el deterioro de la salud mental.
Estas problemáticas seguirán estando presentes en el corto plazo, pero irán perdiendo importancia a medida que se erradique el coronavirus globalmente. En cambio, los riesgos relacionados con el clima y el calentamiento global se harán cada vez más patentes.
Horizonte 2032: los riesgos ambientales más probables
El informe define tres bloques de tiempo para identificar los riesgos más probables o de mayor impacto: corto, en un plazo de 2 años; medio, entre 2 y 5; y largo, entre 5 y 10 años.
A corto plazo, en los próximos 2 años, los protagonistas son los riesgos de tipo social derivados de la pandemia, como las crisis humanitarias, la cohesión social o los desórdenes en la salud mental de las personas.
No obstante, los riesgos ambientales como los eventos climatológicos extremos o los fallos a la hora de abordar el calentamiento global forman parte del trío de cabeza.
Si avanzamos en el tiempo y pasamos a un horizonte de 2 a 5 años vista, la situación es similar. En esta ocasión, el riesgo considerado como más probable pasa a ser los fallos en la lucha climática, seguido de los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de la cohesión social.
Finalmente, el Informe concluye que a largo plazo (entre unos 5 y 10 años) los peligros climáticos cobran todavía más importancia, copando los 5 primeros puestos. Junto a los anteriores ya mencionados, las personas expertas consultadas en el informe muestran su preocupación ante la pérdida de la biodiversidad, las crisis de recursos naturales o los daños provocados por el ser humano en el medio.
Los riesgos medioambientales: muy probables y de alto impacto
Al igual que ya había ocurrido en los informes 2020 y 2021, los riesgos climáticos ocupan los tres primeros puestos en la clasificación de los más graves a lo largo de los diez próximos años.
El podium de los riesgos más graves está copado por los relacionados con el medioambiente, entre los que se encuentra la falta de efectividad de las medidas contra el cambio climático, los fenómenos meteorológicos extremos y la pérdida de la biodiversidad.
El informe alerta sobre los escasos avances desde la firma del histórico acuerdo de París y advierte que, de no tomar las medidas oportunas, nos encaminamos a un escenario de calentamiento global que superará con creces el tope máximo de +1,5ºC establecido en la COP21 celebrada en la capital francesa. De llegar a esa situación, los efectos serían devastadores a nivel económico, social y medioambiental.
Con la crisis sanitaria en fase de superación, es momento de poner el foco de una vez por todas en los problemas ambientales. El retorno de los Estados Unidos, el segundo mayor contaminador del mundo, al acuerdo de París o el Pacto Verde (Green Deal) europeo que persigue una descarbonización de la economía del continente para 2050 son noticias positivas para la acción climática.
