Cada vez más voces reclaman sustituir la alimentación basada en proteína animal por otra de origen vegetal, como fórmula para combatir la crisis climática y ser más ecológicos. ¿Significa que tenemos que abandonar los productos ganaderos y volvernos todos veganos? La respuesta no es tan fácil como parece. Este artículo ofrece las claves sobre una alimentación basada en proteínas vegetales, y por qué no es tan buena idea contra el cambio climático y proteger el medio ambiente.
Proteínas vegetales contra el cambio climático
Una carta abierta firmada por decenas de científicos, políticos y activistas, entre ellos varios premios Nobel y antiguos ministros, solicitaba recientemente a la Comisión Europea (CE) invertir 25.000 millones de euros de aquí a 2030 en innovación en proteínas vegetales para luchar contra la crisis climática.
Los firmantes de dicha misiva apuntan a la agricultura, pero especialmente a la ganadería, como los principales causantes del cambio climático – causan un tercio del total de emisiones de gases de efecto invernadero – y de la pérdida de biodiversidad.
El cambio hacia las proteínas vegetales, a las que consideran “los alimentos del futuro”, podría reducir “hasta en un 92% los efectos de la carne en el clima”, recuperar espacio natural “a una escala sin precedentes”, y suponer “1,1 trillones de dólares de valor agregado bruto, y crear hasta 9,8 millones de empleos verdes en todo el mundo de aquí al año 2050”, destacan los autores entre las principales ventajas.
En concreto, señalan tres líneas de investigación necesarias:
- Fermentación de precisión (usar microfibras para generar sustancias iguales a las de los productos animales)
- Carne de cultivo (multiplicar células animales en un biorreactor)
- Alimentos vegetales (incluidas las que simulan la apariencia de las animales, como las bebidas vegetales o las “hamburguesas” veganas).
Al invertir en ellas, consideran los autores de la carta, sus precios bajarían y serían más asequibles para los consumidores.
La idea de pasarse al consumo de proteínas de origen vegetal para luchar contra la crisis climática no es nueva. En 2018, la Unión Europea (UE) daba a conocer en su web una investigación que recomendaba, desde el punto de vista nutricional y medioambiental, “dejar las proteínas animales por las vegetales”. En concreto, apuntaban como la mejor opción a los guisantes, que tienen los mismos nutrientes que el cordero, cerdo, ternera o pollo, pero cinco veces menos huella ambiental.
En 2018 también, un estudio de la revista Science destacaba que el impacto de la producción de alimentos de origen animal es diez veces mayor que el de los de origen vegetal, y proponía por ello un cambio de dieta entre la población mundial.
Por qué no es buena idea volvernos todos veganos y abandonar la ganadería
La realidad no suele ser tan sencilla, y el cambio climático tampoco. Pablo Manzano, investigador del Basque Center for Climate Change (BC3), especializado en medio ambiente y ganadería, sostiene que detrás de las críticas y los ataques a la producción de alimentos de origen animal “hay una intención ideológica de animalismo detrás, retorciendo y sacando de contexto datos científicos para apuntalar su propósito”.
El científico de BC3 subraya la diferencia entre los extremos de la ganadería industrial, la que se produce en grandes instalaciones productivas, y la extensiva, basada en el pastoreo. Si bien es cierto que la ganadería extensiva contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero, son emisiones naturales por su rol como herbívoros que forman parte de ecosistemas. Por eso, contribuye a mantener la biodiversidad y al uso sostenible del territorio, los recursos naturales y las poblaciones locales, como señalan diversos estudios científicos o informes como los de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). En este sentido, según Manzano, sustituir los pastos por otros usos de la tierra como los que proponen o sugieren los autores de la misiva a la CE traería diversos impactos ecológicos y sociales.
Asimismo, el científico de BC3 explica que no está nada claro que la producción de proteínas vegetales de igual calidad que las de origen animal sea factible, “vistos los problemas con los biodigestores de difusión de nutrientes y de contaminación (y cuya eficiencia no es comparable con un animal dotado de sistemas circulatorio e inmune)”.
Otra de las cuestiones de la misiva enviada a la CE que critica Manzano es que habla mucho de inversiones económicas: “Esto también es muy peligroso, porque el modelo que presenta significa dinamitar la soberanía alimentaria, es decir, acabar con el campesinado y su conocimiento local, fundamental para la adaptación del cambio climático en los sistemas rurales, ambientalmente significativos y productores de alimentos”.
El problema entonces, apunta el experto en medio ambiente y ganadería del centro vasco de investigación climática, no es que consumamos demasiada carne, sino que consumimos demasiado de todo, en general, y de forma muy desequilibrada a nivel global.
En definitiva, si bien es cierto que en los países más desarrollados debemos reducir nuestro consumo de carne y aumentar el de vegetales, esto no significa que debamos volvernos todos veganos por las consecuencias negativas que ello conllevaría.
¿Qué piensas sobre sustituir las proteínas animales por las vegetales? ¿Estás considerando volverte vegano o vegana por motivos climáticos? ¡Cuéntanos tu opinión!
Imágenes vía: Pixabay